El aumento de Mpox en la RDC provoca alarma global al amenazar regiones vulnerables.

Un resurgimiento de mpox, una enfermedad altamente contagiosa anteriormente conocida como viruela del simio, ha generado una alarma significativa a medida que continúa propagándose por varias regiones, particularmente en África. La República Democrática del Congo (RDC) ha sido el epicentro de este brote, reportando más de 500 muertes solo en este año, lo que representa un asombroso 96% de los casos globales. A medida que la enfermedad avanza hacia Europa—con Suecia confirmando su primer caso de la variante más contagiosa la semana pasada—los funcionarios de salud pública están lidiando con las implicaciones de esta rápida transmisión. Mpox es un virus zoonótico, originado en animales, más comúnmente en roedores que en simios, y se propaga a través del contacto prolongado de piel a piel. Los síntomas pueden variar desde signos leves similares a los de la gripe y lesiones cutáneas hasta complicaciones graves como sepsis y envenenamiento de la sangre. Aunque muchas infecciones se resuelven de forma natural, el brote actual en la RDC es alarmante no solo por su alta tasa de mortalidad—estimada en alrededor del 4%—sino también por la aparición de una nueva subvariante, el clado Ib, que parece tener una mayor transmisibilidad. Históricamente, los brotes de mpox se han contenido dentro de las naciones africanas, pero este reciente aumento es sin precedentes. Como señaló el profesor Michael Marks de la London School of Hygiene & Tropical Medicine, este brote es "de lejos el más grande" jamás registrado. La dinámica de transmisión parece verse exacerbada por factores socioeconómicos, incluida la presencia de personas desplazadas internamente que viven en condiciones de hacinamiento, lo que facilita la rápida propagación entre poblaciones vulnerables. A medida que crecen las preocupaciones sobre la posibilidad de que surjan casos en países desarrollados, la realidad sigue siendo que la mayor amenaza radica en la RDC y sus vecinos. El riesgo de transmisión sostenida en regiones con más recursos es comparativamente bajo, principalmente debido a una mejor infraestructura de salud pública y programas de vacunación que se implementaron durante el brote de 2022, que afectó predominantemente a hombres que tienen sexo con hombres. La vacunación sigue siendo un componente crítico para controlar la propagación, sin embargo, el acceso a vacunas en la RDC es lamentablemente inadecuado, con solo 65,000 dosis esperadas para estar disponibles a corto plazo frente a una necesidad de millones. La reciente declaración de una emergencia de salud pública global por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el CDC de África subraya la urgencia de la situación. Estas declaraciones tienen como objetivo movilizar fondos y recursos para combatir el brote de manera efectiva. Sin embargo, hay una creciente preocupación sobre la disparidad en la disponibilidad de vacunas y las respuestas de salud pública entre las naciones más ricas y las de África. A pesar de los llamados anteriores para obtener fondos para combatir mpox, el apoyo internacional ha sido escaso, a menudo impulsado por un enfoque reactivo en lugar de proactivo ante las crisis de salud global. La comunicación de salud pública y las intervenciones efectivas serán vitales para controlar el brote. Aunque el número R de mpox es relativamente bajo en comparación con los virus respiratorios, las dinámicas únicas de transmisión de la enfermedad requieren esfuerzos concertados para aumentar la concienciación e implementar medidas de rastreo de contactos. No invertir en medidas preventivas ahora podría llevar a brotes más significativos y a tasas de mortalidad más altas en el futuro. En resumen, aunque mpox representa un desafío para la salud global, la verdadera emergencia se está desarrollando en África, particularmente en la RDC. La combinación de vulnerabilidad socioeconómica, recursos de salud inadecuados y la naturaleza de este brote viral requiere una acción urgente. Sin un apoyo global rápido y sostenido, las consecuencias podrían ser graves, no solo para los países afectados, sino para el mundo en su conjunto. Garantizar un acceso equitativo a vacunas y recursos es esencial si queremos evitar más tragedias y proteger a las comunidades en riesgo.