Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El reciente sismo registrado en el oriente de Cuba, de magnitud 3,6 en la escala de Richter, ha generado curiosidad y cierta inquietud entre los habitantes de las provincias de Santiago de Cuba y Guantánamo, aunque afortunadamente no se han reportado daños materiales ni heridos. El evento telúrico, que ocurrió a las 19:18 (hora local), es el décimo movimiento perceptible en la Isla en lo que va del año, una cifra que, aunque no es alarmante, refleja la actividad sísmica que caracteriza a esta región. El Servicio Sismológico Nacional (Cenais) de Cuba informó que el epicentro del sismo se localizó a 44 kilómetros al suroeste del municipio de Niceto Pérez en Guantánamo y a 50 kilómetros al sureste de la ciudad de Santiago de Cuba. Las autoridades han resaltado que hasta el momento se han recibido reportes de percepción del sismo en varias localidades de la provincia de Santiago de Cuba, lo que subraya la sensibilidad de la población ante estos fenómenos naturales. Este evento se suma a un notable total de 7.475 sismos ocurridos en Cuba durante 2023, de los cuales 14 han sido perceptibles. Las magnitudes de estos movimientos han oscilado entre los -3 y los 5,9 grados en la escala de Richter, lo que pone de relieve la variabilidad de la actividad sísmica en la Isla. La cifra total de sismos es indicativa de un entorno geológico activo que, si bien es habitual, requiere de atención continua. La predominancia de la falla geológica Oriente, que se extiende a lo largo del este de la Isla, ha sido reconocida como la principal zona de actividad sísmica en Cuba. Este fenómeno geológico es parte de un sistema más amplio que incluye diversas fallas tectónicas que afectan a la región que va desde la República Dominicana hasta México. La ubicación geográfica de Cuba en este contexto la convierte en un área propensa a movimientos telúricos, lo que implica que la preparación ante sismos es esencial para la seguridad de sus habitantes. En el informe del Cenais para el año 2023, se destaca que la actividad sísmica ha sido particularmente notable en la zona norte de la provincia de Las Tunas. En la localidad de Moa, en Holguín, se registraron tres enjambres de terremotos, cada uno con alrededor de 500 eventos, aunque en su mayoría con magnitudes inferiores a 4 grados. Estos enjambres, aunque no perceptibles para el público en general, son un recordatorio de la constante actividad tectónica en la región. Las autoridades han señalado que los dos primeros sismos perceptibles de 2023 ocurrieron en febrero, con magnitudes de 5,5, y tuvieron lugar a 600 kilómetros al suroeste de la Isla de la Juventud y a 79,3 kilómetros al sureste de Maisí, en Guantánamo. Estos movimientos, aunque de magnitudes superiores, también se reportaron sin daños, lo que sugiere que, en general, la infraestructura cubana ha resistido los embates de la actividad sísmica en la región. La población de Santiago de Cuba y Guantánamo, acostumbrada a vivir con la amenaza de movimientos telúricos, ha adoptado una actitud de precaución ante estos eventos. Las autoridades locales han reiterado la importancia de mantener la calma y estar preparados ante posibles réplicas o futuros sismos de mayor magnitud. La educación y la información son clave en este proceso, y por ello, se han llevado a cabo campañas para sensibilizar a la población sobre cómo actuar ante un sismo. A pesar de la preocupación que estos fenómenos naturales puedan generar, es vital recordar que la mayoría de los sismos que se registran en Cuba son leves y no conllevan a consecuencias graves. Sin embargo, la continua vigilancia y el seguimiento de la actividad sísmica son fundamentales para garantizar la seguridad de la población y minimizar riesgos. En conclusión, el sismo de magnitud 3,6 que tuvo lugar recientemente en el Oriente de Cuba es un recordatorio de la naturaleza dinámica de la geología de la Isla. Mientras la comunidad científica continúa monitoreando la actividad sísmica, la población debe permanecer informada y preparada, haciendo de la resiliencia ante estos eventos una parte integral de su vida cotidiana. La experiencia acumulada a lo largo de los años y el compromiso con la educación sobre la gestión de riesgos son elementos esenciales para enfrentar los desafíos que presenta la actividad sísmica en la región.