Sismo en Siria deja 17 heridos y reaviva el miedo tras terremotos recientes

Un nuevo sismo ha sacudido el centro de Siria, generando preocupación e inquietud entre la población. Este martes, un terremoto de magnitud no especificada dejó como resultado 17 personas heridas, aunque la mayoría de las lesiones fueron leves. El epicentro del temblor se localizó a solo ocho kilómetros al sudeste del municipio de Salamieh, en la provincia de Hama, un área que ya había experimentado actividad sísmica reciente. El director del Hospital Nacional de Salamieh, Osama Melhem, informó que de las 17 personas afectadas, 12 fueron atendidas por heridas y hematomas ocasionados por caídas y empujones al intentar evacuar sus hogares. Esta situación refleja el pánico que el temblor generó entre los residentes, quienes, recordando los devastadores efectos de un terremoto anterior, se apresuraron a salir de sus viviendas. Además de las lesiones físicas, cinco personas sufrieron episodios de pánico y colapso nervioso. Esta respuesta emocional ante la amenaza sísmica pone de manifiesto el estado de vulnerabilidad que vive la población, especialmente después de haber enfrentado un terremoto devastador en febrero de este año, que dejó más de cinco mil muertos y arrasó con gran parte de la infraestructura del país. El Centro Nacional de Sismología confirmó que el sismo fue perceptible en diversas provincias, incluida la capital del país. La sensación de movimiento subraya la realidad de que Siria se encuentra en una región sísmicamente activa, lo que aumenta la preocupación por la seguridad de sus ciudadanos. Cabe destacar que este último sismo no es un acontecimiento aislado. Apenas el lunes pasado, otro terremoto de magnitud 5.5 había afectado la misma área, resultando en 65 lesionados y daños materiales. La recurrencia de estos eventos sísmicos lleva a muchos a cuestionar la preparación y capacidad de respuesta ante desastres naturales en un país que ya enfrenta múltiples crisis. La experiencia de los sismos recientes ha dejado una huella profunda en la comunidad. Muchos residentes han expresado su temor a que estos eventos se conviertan en una nueva normalidad, lo que les lleva a adoptar medidas preventivas y a estar más alerta ante cualquier eventualidad. El impacto psicológico de tales fenómenos no debe subestimarse, pues se suma a una serie de desafíos que ya enfrentan tras años de conflicto y desestabilización. Las autoridades locales y nacionales han reiterado su compromiso de proporcionar atención médica y apoyo psicológico a los afectados. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿está Siria realmente preparada para enfrentar una catástrofe de gran magnitud, en un contexto donde la infraestructura y los servicios son ya deficientes? Mientras se evalúan los daños y se brinda atención a los heridos, la comunidad internacional observa con preocupación la situación en Siria. La necesidad de asistencia humanitaria y de apoyo en la reconstrucción es más urgente que nunca, dados los estragos sufridos en el pasado y la fragilidad del presente. En conclusión, este nuevo terremoto es un recordatorio sombrío de la vulnerabilidad de Siria ante desastres naturales. A medida que la población intenta recuperarse de los efectos inmediatos de este sismo, el recuerdo del devastador terremoto de febrero sigue fresco en la memoria colectiva, alimentando el miedo y la incertidumbre sobre el futuro. La resiliencia de los sirios se pone a prueba una vez más en un momento en que la estabilidad parece aún lejana.