Caos en Mallorca por DANA: lluvias torrenciales y evacuaciones de emergencia

Caos en Mallorca por DANA: lluvias torrenciales y evacuaciones de emergencia

Mallorca sufrió un caos meteorológico por una DANA, causando lluvias torrenciales, inundaciones y evacuaciones. La recuperación será complicada.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Mallorca se vio ayer sumida en un caos meteorológico sin precedentes debido a la llegada de una DANA (Dificultades Asociadas a la Nieve y el Agua) que trajo consigo torrenciales lluvias, tormentas eléctricas y, en algunas zonas, granizadas. Este fenómeno climático ha dejado una estela de devastación en varias localidades de la isla, especialmente en el Llevant y el Port de Sóller, donde se registraron inundaciones que afectaron tanto a infraestructuras como a viviendas. Desde primera hora de la mañana, los cielos oscuros comenzaron a descargar su furia sobre Mallorca. Las intensas precipitaciones generaron un aumento abrupto del nivel de agua en ríos y torrentes, obligando a los servicios de emergencia a actuar. Según el servicio de Emergencias 112 en Balears, se recibieron decenas de llamadas relacionadas con inundaciones y la caída de árboles, lo que desbordó la capacidad de respuesta de los primeros intervinientes. Uno de los episodios más destacados del día se produjo cuando los Bomberos de Mallorca llevaron a cabo la evacuación de un tren con 29 pasajeros que circulaba entre Palma y Manacor. Las vías se vieron completamente inundadas, lo que obligó a suspender el servicio ferroviario durante varias horas. Afortunadamente, todos los ocupantes del tren resultaron ilesos, aunque tuvieron que ser trasladados en autobús para continuar su viaje. La Guardia Civil también tuvo que intervenir de manera significativa en el Port de Sóller, donde se realizó el desalojo de tres viviendas inundadas, con niveles de agua que alcanzaron los 50 centímetros en su interior. Los agentes actuaron rápidamente para rescatar a dos ancianos con movilidad reducida, priorizando su seguridad antes de proceder con la evacuación de los demás moradores. En un acto heroico, algunos de los evacuados fueron rescatados a través de una pared del patio debido a la imposibilidad de abrir la puerta principal. La situación fue tan crítica que se solicitó la ayuda del Cuerpo de Bomberos para extraer el agua acumulada en las viviendas afectadas. A pesar de la magnitud del desastre, todas las personas rescatadas se encontraban en buen estado de salud. Este episodio resalta la importancia de la preparación y la rapidez en la respuesta ante emergencias. El Batallón de Intervención de Emergencias (BIEM) III de la Unidad Militar de Emergencias (UME) se unió a los esfuerzos de auxilio en la isla, realizando tareas de reconocimiento y evaluación del daño causado por el temporal. La colaboración de diversas entidades de emergencia fue crucial para hacer frente a las adversidades que se presentaron. En Manacor, el Auditorio sufrió severas inundaciones, con su sótano completamente anegado. Los Bomberos tuvieron que trabajar intensamente para achicar el agua, lo que representa un nuevo obstáculo para la infraestructura cultural de la región, ya que la recuperación de este espacio puede llevar tiempo y recursos. La capital, Palma, también vivió momentos de tensión. A pesar de que no se registraron desbordamientos en los torrentes, se monitorearon diversas vías y se atendieron incidencias menores, como la acumulación de agua que dificultó la circulación vehicular en algunas calles. Las autoridades locales trabajaron para retirar ramas caídas y asegurar edificios que podían presentar riesgos de desprendimiento. La situación en Alcúdia se complicó cuando la Policía Local organizó el traslado de alrededor de 130 menores que se encontraban en un campamento hacia un polideportivo municipal, asegurando su bienestar ante la amenaza del clima adverso. Esta medida preventiva demuestra la proactividad de las autoridades locales en la protección de la población más vulnerable. La intensidad de las lluvias fue tal que, en algunas áreas, se registraron hasta 148 litros de agua en apenas una hora, lo que causó el desbordamiento de torrentes y graves daños en comercios del Port de Sóller. Las imágenes de calles convertidas en ríos y el desprendimiento de piedras son una clara advertencia sobre la fuerza de la naturaleza y la vulnerabilidad de algunas infraestructuras ante fenómenos climáticos extremos. A medida que la isla intenta recuperarse de este golpe, las autoridades continuarán evaluando los daños y trabajando en la recuperación de los servicios básicos. Sin duda, este episodio servirá como una lección sobre la importancia de la preparación ante desastres naturales y la necesidad de una infraestructura resiliente en un mundo donde los cambios climáticos son cada vez más impredecibles y severos.

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