Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Pasada la medianoche de este viernes 16 de agosto, un temblor de magnitud 3,9 fue registrado en la zona norte del país, específicamente a 48 kilómetros de Tocopilla, según informó el Centro de Sismología de la Universidad de Chile. Aunque la magnitud del sismo se considera baja y no debería causar daños significativos, representa un recordatorio de la actividad sísmica constante en la región, un fenómeno habitual en un país que se encuentra en el Cinturón de Fuego del Pacífico. El sismo, a pesar de su magnitud, ha suscitado la atención del público y los medios de comunicación, dado que Chile tiene una larga historia de terremotos devastadores. La percepción de los sismos varía considerablemente entre la población, quienes se encuentran acostumbrados a los movimientos telúricos gracias a la geografía del país. Este temblor, aunque leve, vuelve a poner sobre la mesa la importancia de estar preparados para eventuales emergencias sísmicas. El Centro de Sismología destacó que es fundamental entender las diferencias entre los términos sismo, temblor y terremoto. Para el caso de Chile, se utiliza el término terremoto para referirse a un sismo que genera daños estructurales, es decir, aquellos que son reportados con una intensidad igual o superior a VII en la Escala de Mercalli Modificada. En este sentido, el temblor de esta madrugada no alcanzó niveles de preocupación, ya que su magnitud no superó el umbral que típicamente se asocia con daños. Es crucial para la ciudadanía comprender el concepto de magnitud e intensidad. La magnitud se refiere a la cantidad de energía liberada durante un sismo y es un valor único que se asigna a cada evento sísmico. La intensidad, en contraste, mide los efectos del sismo en diversas variables como personas, edificaciones y el terreno mismo. Esto significa que dos sismos con la misma magnitud pueden tener efectos diferentes dependiendo de varios factores, como la geología local y la distancia al epicentro. El fenómeno sísmico es parte de la vida cotidiana en Chile, un país que ha desarrollado una cultura de prevención y respuesta ante los temblores. La infraestructura en muchas ciudades ha sido diseñada y construida con normas antisísmicas estrictas, lo que ha contribuido a minimizar el daño en eventos de mayor magnitud. No obstante, la percepción del peligro sigue latente en la población, y es importante mantener la educación sobre cómo actuar ante un sismo. La actividad sísmica en la región norte del país ha sido objeto de atención en los últimos años, y el monitoreo constante realizado por instituciones como el Centro de Sismología de la Universidad de Chile es vital para comprender y anticipar estos eventos. La tecnología avanzada permite detectar temblores en tiempo real y alertar a la población, aunque en este caso concreto, el evento no fue lo suficientemente fuerte para requerir medidas de evacuación o alarma. Los expertos recomiendan que, aunque los temblores menores como el registrado esta madrugada no suelen ser peligrosos, es fundamental que la ciudadanía esté siempre preparada. Contar con un kit de emergencia, tener un plan familiar y conocer las rutas de evacuación son medidas que pueden hacer la diferencia en caso de un sismo más fuerte. Finalmente, la comunidad científica continúa investigando los patrones sísmicos y la actividad tectónica en el país. Con cada temblor, se recopila información valiosa que contribuye a la investigación y al desarrollo de mejores estrategias de prevención y respuesta. La resiliencia de la población chilena ante los sismos es admirable, pero siempre es necesario recordar que la preparación es clave para enfrentar cualquier eventualidad que pueda surgir del movimiento de las placas tectónicas en nuestra región.