Alerta por ciclones: Nicaragua enfrenta un desafío crítico ante la temporada de lluvias

Alerta por ciclones: Nicaragua enfrenta un desafío crítico ante la temporada de lluvias

La temporada de lluvias en Nicaragua genera alertas por ciclones. La comunidad exige prevención ante inundaciones y mala planificación urbana.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro

La temporada de lluvias es un fenómeno recurrente en muchas regiones del mundo, pero su impacto puede ser devastador si no se toman las medidas de prevención adecuadas. La reciente alerta emitida por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) sobre la temporada de ciclones tropicales ha encendido las alarmas, especialmente en países vulnerables como Nicaragua. Con pronósticos que indican eventos más intensos, la situación se vuelve crítica, y la pregunta que surge es: ¿cómo se pueden prevenir los estragos de las lluvias sin poner en riesgo la vida y la integridad de la población? La historia de inundaciones en Nicaragua es un recordatorio doloroso de la importancia de la planificación y prevención. Cada año, la combinación de lluvias prolongadas, expansión urbana descontrolada y contaminación causa estragos en comunidades ya vulnerables. El reciente paso de la tormenta tropical Beryl, que se intensificó hasta convertirse en un huracán de categoría 4, dejó una estela de destrucción en varias zonas de Managua. Las imágenes de calles inundadas y hogares dañados resuenan en la memoria colectiva, evidenciando la necesidad urgente de adoptar medidas proactivas. Una de las tragedias más impactantes fue el colapso de un muro perimetral en el barrio Hialeah, que resultó en la muerte de cuatro miembros de una familia. Este suceso trágico pone de relieve las consecuencias fatales de la mala planificación urbana y la falta de medidas adecuadas para mitigar el riesgo de inundaciones. La población ha comenzado a alzar la voz en redes sociales, exigiendo soluciones y responsabilidad a las autoridades locales por la creciente vulnerabilidad de sus barrios. La alcaldía de Managua ha intentado atender los daños ocasionados por las lluvias en diversos barrios, pero sus esfuerzos parecen ser insuficientes. Aunque se anunciaron proyectos de emergencia para estabilizar las laderas y reparar infraestructuras, la falta de un plan integral de prevención es evidente. La población necesita más que respuestas reactivas; requiere de un enfoque sistemático que aborde las causas subyacentes de la vulnerabilidad. Uno de los factores que agrava la situación es el desecho irresponsable de basura, que colapsa el sistema de drenaje y contribuye a las inundaciones. Según datos de ambientalistas, Managua genera más de 68 mil toneladas métricas de basura, lo que resalta la urgente necesidad de fomentar una cultura de responsabilidad ambiental. Es vital que la ciudadanía se comprometa a no tirar desperdicios en espacios públicos, ríos y cauces, entendiendo que sus acciones individuales tienen un impacto colectivo. Para prevenir futuros desastres, es crucial identificar los escenarios de riesgo existentes, como asentamientos en zonas de inundación, derrumbes y falta de infraestructura adecuada. La información es poder, y el monitoreo de estos riesgos permitirá que las comunidades tomen decisiones informadas y desarrollen estrategias para actuar de manera anticipada. La difusión de esta información es un paso esencial hacia la creación de conciencia sobre la importancia de la prevención. Desde los hogares, cada persona puede contribuir a la seguridad comunitaria. Las recomendaciones son sencillas pero efectivas: alejarse de áreas propensas a inundaciones, no conducir a excesos de velocidad durante la lluvia, y tener siempre a mano alimentos y medicinas esenciales. La educación sobre la prevención debe iniciar en las escuelas y extenderse a todas las esferas de la vida comunitaria. Elaborar un plan de emergencia y evacuación es otra acción clave que cada familia y comunidad debe considerar. Identificar rutas de evacuación y espacios seguros puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte durante una inundación. Es fundamental que las familias se informen sobre las normas de construcción y el uso del suelo, fomentando un desarrollo urbano sostenible y seguro. Los gobiernos locales, por su parte, deben asumir un rol proactivo en la gestión de riesgos. No basta con reaccionar ante la emergencia; es necesario implementar políticas que responsabilicen a los desarrolladores y promuevan un crecimiento urbano ordenado. La colaboración entre las autoridades y la comunidad es esencial para construir un entorno más resiliente ante las inclemencias del tiempo. El cambio climático y la urbanización descontrolada presentan desafíos significativos para la gestión de inundaciones. Sin embargo, con un enfoque integral que incluya la participación activa de la ciudadanía y un compromiso firme de las autoridades, es posible mitigar los estragos de las lluvias. Al final del día, la prevención no solo es una responsabilidad gubernamental, sino un esfuerzo colectivo que involucra a cada uno de nosotros.

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