Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La crisis de salud mental entre los jóvenes adultos ha alcanzado niveles alarmantes, lo que ha llevado a los expertos a reconsiderar nuestro enfoque hacia la atención de la salud mental. Un informe reciente publicado en The Lancet Psychiatry destaca cómo las tendencias económicas, climáticas y tecnológicas globales están impactando el bienestar mental de los jóvenes, abogando por una revisión fundamental en la forma en que abordamos los problemas de salud mental. Chloé Johnson, una joven de 22 años de Dallas, ejemplifica las luchas que muchos jóvenes adultos enfrentan hoy en día. Como recepcionista a tiempo completo que gana un modesto salario de 18 dólares la hora mientras asiste a una universidad comunitaria, las cargas financieras de Johnson agravan sus desafíos de salud mental. Tras una reciente avería de su automóvil, sus escahos ahorros desaparecen, y la decepción de ser pasada por alto para una promoción añade a su sensación de desesperación. Diagnosticada el año pasado con trastorno bipolar II, depresión y TDAH, Johnson articula una sensación de asfixia bajo la presión de sus circunstancias. "No estoy avanzando ni logrando nada", comparte, reflejando una narrativa que resuena con muchos en su generación. El informe identifica un ciclo de adversidad que vincula la inestabilidad financiera con el deterioro de la salud mental. Para jóvenes adultos como Johnson, los desafíos cotidianos, como costear el tratamiento para problemas de salud mental, crean un entorno donde los avances académicos y profesionales se vuelven cada vez más inalcanzables. La carga de los trastornos de salud mental a menudo conduce a retrocesos académicos, lo que a su vez perpetúa el ciclo de dificultades financieras. La experiencia de Johnson de reprobar clases y agotarse subraya la urgente necesidad de una respuesta sistémica a estos problemas interconectados. Los autores del informe, que incluye a más de 50 expertos en salud mental y políticas económicas junto con jóvenes con experiencias vividas, señalan varias "megatendencias perjudiciales" que contribuyen al deterioro de la salud mental de los adolescentes y jóvenes adultos. La desigualdad financiera, el robo de salarios, la inseguridad laboral, las redes sociales no reguladas y el cambio climático convergen para crear un "presente y futuro sombríos" para las generaciones más jóvenes. Estas tendencias globales destacan que los desafíos que enfrentan los jóvenes no son meras luchas individuales, sino que están profundamente arraigados en problemas sociales más amplios. Los hallazgos instan a los responsables de políticas y a los profesionales de la salud mental a cambiar su enfoque de tratar los síntomas de manera aislada a comprender el contexto más amplio en el que se desarrollan las crisis de salud mental. La interconexión de las luchas económicas, las presiones sociales y los resultados en salud mental exige estrategias integrales que aborden las causas fundamentales del sufrimiento. Esto podría incluir abogar por mejores salarios, regular las plataformas de redes sociales y facilitar el acceso a servicios de salud mental, particularmente para las comunidades marginadas. A medida que el mundo enfrenta estos desafíos crecientes, las voces jóvenes como la de Chloé Johnson no solo deben ser escuchadas, sino también priorizadas. Las ideas del informe proporcionan un marco crucial para repensar la atención de la salud mental, uno que tome en cuenta las realidades del mundo moderno y los innumerables factores que influyen en la salud mental de los jóvenes adultos. Abordar estos problemas de manera holística podría allanar el camino hacia una generación más saludable y resiliente, capaz de enfrentar las complejidades del mundo actual.