Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Recientemente, el Instituto Geofísico del Perú (IGP) ha generado un importante debate en la sociedad peruana al pronunciarse sobre la posible ocurrencia de un terremoto de magnitud 8.8 en la costa central del país. Este anuncio ha despertado inquietud entre la población, que aún recuerda los devastadores efectos de sismos pasados. Hernando Tavera, presidente ejecutivo del IGP, ha mencionado que, aunque no se puede establecer un momento exacto para este eventual fenómeno, su ocurrencia es considerada inevitable en algún momento del futuro, ya sea en un año, 50 o incluso 100 años. La afirmación de Tavera resalta la urgencia de preparar a la población y a las autoridades para enfrentar un evento de tal magnitud. El IGP ha subrayado que la alta actividad sísmica en Perú, en paralelo a la de Japón, demuestra que ambos países comparten riesgos similares al estar ubicados en el Cinturón de Fuego del Pacífico, una de las zonas más activas sísmicamente del mundo. La reciente experiencia de Japón, que enfrentó un terremoto seguido de un tsunami, ha llevado a las autoridades peruanas a tomar medidas preventivas y a recordar la importancia de la vigilancia constante ante tales fenómenos. Con la intención de reforzar la preparación ante desastres naturales, se ha planificado un Simulacro Nacional Multipeligro para el 15 de agosto de 2024. Este ejercicio se centrará en un escenario hipotético de un terremoto de 8.8 en la costa central de Perú, simulando también las consecuencias de un tsunami y otros eventos relacionados, como movimientos en masa. Este simulacro es visto como una oportunidad crucial para que la población y las autoridades practiquen y evalúen sus protocolos de respuesta ante una eventualidad catastrófica. Tavera ha hecho hincapié en la necesidad de mantener una mentalidad de preparación constante, incluso en tiempos de relativa calma sísmica. Recordando el sismo de 1746, que cobró la vida del 10% de la población de Lima, el especialista ha alertado sobre la importancia de no bajar la guardia. "Los sismos no entienden de pandemias; simplemente ocurren cuando tienen que ocurrir", señaló, insistiendo en que la preparación debe ser un esfuerzo continuo y no ocasional. El IGP, que ha estado a la vanguardia de la investigación geofísica desde 1922, ha desarrollado un riguroso enfoque basado en la ciencia para comprender mejor los procesos que suceden en la Tierra. Este organismo se ha consolidado como una de las principales instituciones en el país en materia de gestión del riesgo, destacando su papel en la elaboración de informes técnicos y artículos científicos que enriquecen el conocimiento sobre sismos y su impacto. La geofísica como disciplina se dedica al estudio del planeta en su totalidad, permitiendo a los científicos penetrar en su interior y entender fenómenos que son inaccesibles a través de otras áreas de investigación. A través de modelos físico-matemáticos, el IGP busca no solo comprender los procesos naturales, sino también prevenir y mitigar los efectos de eventos sísmicos en la sociedad. Los esfuerzos del IGP no se limitan a la investigación, sino que también abarcan la educación y la capacitación de la población. Es crucial que los ciudadanos estén informados sobre cómo actuar en caso de un terremoto y que se familiaricen con los planes de emergencia establecidos por las autoridades. La comunicación de riesgos y la educación son herramientas vitales para reducir la vulnerabilidad de la población. La actividad sísmica en Perú es un recordatorio constante de la fragilidad de la vida en una región geológicamente activa. Con el compromiso del IGP y la colaboración de las autoridades y la población, se espera que Perú esté mejor preparado para enfrentar un futuro incierto, en el que la probabilidad de un terremoto significativo es una realidad que no se puede ignorar. La preparación y la resiliencia serán, sin duda, las claves para enfrentar cualquier eventualidad que pueda surgir en este contexto.