Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En un año marcado por condiciones climáticas extremas y una alarmante escasez de agua, los incendios forestales han cobrado una nueva dimensión de peligro en la provincia de Castellón. Fernando Pérez Huecas, jefe de la sección forestal del Consorcio de Bomberos de Castellón, alerta sobre la creciente agresividad de los fuegos, fenómeno que no solo es atribuible a factores naturales, sino también a la mano del hombre y a la falta de mantenimiento de terrenos. La sequía extrema ha dejado a la vegetación en un estado de estrés hídrico, aumentando el riesgo de ignición y propagación de incendios. Entre el 1 de enero y el 15 de julio de este año, el Consorcio ha registrado 50 incendios que han arrasado 140,42 hectáreas. Comparativamente, el año pasado, en el mismo periodo, se contabilizaron 56 incendios que devastaron 3.394,5 hectáreas, siendo la mayor parte de esta cifra atribuible a un solo gran incendio en Villanueva de Viver. Esta disparidad en la superficie quemada evidencia la gravedad del problema, destacando que los grandes incendios son cada vez más frecuentes. Pérez Huecas enfatiza que la situación actual es delicada: “El monte provincial está en una situación muy delicada. Tenemos un volumen alto de combustible listo para arder, y además, muchos terrenos agrarios han sido abandonados”. Estos factores, combinados con la sequía, generan un caldo de cultivo perfecto para la propagación de incendios. La preparación y capacidad de respuesta del Consorcio se ha intensificado, con 750 efectivos y 200 vehículos disponibles, además de cinco medios aéreos. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿son suficientes para enfrentar un verano tan complicado? El responsable del Consorcio asegura que, aunque están dimensionados para responder a las necesidades del territorio, es esencial un enfoque proactivo. Este verano se han implementado refuerzos para garantizar una respuesta rápida y contundente ante cualquier eventualidad. Aun así, el peligro más inmediato radica en el alto volumen de combustible disponible, sumado a las condiciones climáticas adversas que pueden desencadenar grandes incendios. Entre las causas de los incendios, la intervención humana se erige como el principal factor. La negligencia en actividades cotidianas como quemas agrícolas, barbacoas o el uso de pirotecnia continúa siendo un riesgo significativo. Si bien los fenómenos naturales como los rayos también contribuyen, la mayoría de los incendios son provocados por errores humanos. En 2023, se registraron 37 incendios causados por rayos, pero la mayor parte de los fuegos siguen siendo atribuibles a la falta de precauciones. Los pirómanos, aunque son un factor a considerar, no son la principal preocupación en la actualidad. Las fuerzas de seguridad son las encargadas de investigar estos casos, mientras que el Consorcio de Bomberos se enfoca en la extinción de los incendios. La prioridad es siempre salvar vidas y proteger el medio natural, independientemente del origen del incendio. Pérez Huecas recalca que, a pesar de contar con uno de los mejores sistemas de extinción de incendios del mundo, es crucial adaptarse a las nuevas realidades impuestas por el cambio climático y el abandono de terrenos. La carga de combustible ha aumentado, lo que requiere un enfoque renovado en la mitigación. La concienciación sobre la prevención es vital, y a pesar de las campañas y prohibiciones, el riesgo persiste. La gestión de un gran incendio forestal se presenta como una emergencia de gran complejidad. La coordinación de los diversos medios humanos y técnicos es uno de los mayores retos, y la respuesta debe ser rápida y efectiva. La experiencia acumulada a lo largo de los años es invaluable, pero la adaptación constante a las condiciones cambiantes del entorno y al aumento de riesgo de incendios es lo que realmente marcará la diferencia en la lucha contra este fenómeno devastador. En resumen, el desafío que enfrentan los bomberos y las autoridades es monumental. A medida que la sequía y el abandono del territorio se convierten en una norma, la sociedad en su conjunto debe asumir la responsabilidad de cuidar y proteger el medio ambiente. La colaboración entre instituciones, la concienciación ciudadana y la implementación de medidas preventivas serán clave para mitigar el impacto de los incendios forestales en el futuro.