Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La conclusión de los Juegos Olímpicos a menudo se considera la cúspide del logro para los atletas de todo el mundo. Sin embargo, para muchos competidores, el período posterior a los Juegos puede llevar a una inesperada caída emocional conocida como "la tristeza post-olímpica". Este fenómeno une a atletas de diversas disciplinas, desde la leyenda de la natación Michael Phelps hasta la estrella de gimnasia Simone Biles, y subraya la naturaleza multifacética del deporte competitivo que va más allá del mero esfuerzo físico. La Dra. Karen Howells, psicóloga deportiva, señala que aunque el término "tristeza" puede no abarcar todo el espectro de emociones experimentadas por los atletas, refleja una lucha común para muchos. La montaña rusa emocional no simplemente se desvanece después de los aplausos; a menudo se convierte en sentimientos de ansiedad, tristeza e incluso depresión. Jessica Bartley, directora senior de servicios psicológicos para el Comité Olímpico y Paralímpico de EE. UU., enfatiza la variedad de emociones experimentadas, destacando que no todos los atletas pueden sentirse tristes, pero a menudo están lidiando con diversos estados psicológicos. Estudios recientes indican que esta caída emocional es más prevalente de lo que se entendía anteriormente. Un estudio de 2023 de 49 olímpicos y paralímpicos daneses encontró que casi un tercio reportó un bienestar por debajo de la media o depresión moderada a severa, incluso entre aquellos que lograron sus objetivos. Esta estadística plantea preguntas críticas sobre los sistemas de apoyo en salud mental disponibles para los atletas, especialmente considerando que Howells afirma que aún no ha conocido a un olímpico que no haya experimentado alguna forma de cambio emocional post-olímpico. Los síntomas son típicamente identificables: cambios en el apetito y patrones de sueño, aislamiento social y una sensación de estar perdido sin la estructura que proporcionaron años de entrenamiento. El Dr. Cody Commander, oficial de salud mental del Equipo EE. UU., señala que la ausencia de un plan claro tras los Juegos agrava estos sentimientos. Para los atletas de élite, cuyas vidas están meticulosamente programadas, la repentina falta de dirección puede ser desorientadora. Además, los mecanismos de afrontamiento a los que algunos atletas pueden recurrir pueden ser preocupantes. Danielle Adams Norenberg, jefa de psicología en el Instituto Deportivo del Reino Unido, señala "respuestas maladaptativas" como el aumento del consumo de alcohol o el sobreentrenamiento como métodos que los atletas podrían utilizar para llenar el vacío emocional dejado tras sus carreras competitivas. En respuesta a estos desafíos, las organizaciones deportivas están comenzando a adoptar enfoques proactivos hacia la salud mental. El Comité Olímpico Internacional ha iniciado esfuerzos para proporcionar recursos de salud mental y compartir estrategias entre naciones. El equipo olímpico de EE. UU. ahora enfatiza la salud mental desde el inicio de la carrera de un atleta, evaluando y preparando a los competidores para el paisaje emocional que enfrentarán después de los Juegos. El equipo GB ha desarrollado un modelo de descompresión del rendimiento en seis etapas para ayudar a los atletas en su transición. Este enfoque integral incluye una debriefing inmediato después de los eventos y discusiones estructuradas sobre emociones, asegurando que los atletas no queden solos para navegar sus sentimientos. Al integrar estas conversaciones en el proceso de entrenamiento, los equipos están comenzando a normalizar la discusión sobre la salud mental. La importancia del apoyo entre pares también ha surgido como una herramienta vital para los atletas que lidian con las secuelas de sus experiencias olímpicas. La investigación muestra que los atletas a menudo sienten desconfianza hacia los psicólogos deportivos, temiendo que su vulnerabilidad pueda afectar su posición dentro de sus equipos. Hay un reconocimiento creciente de que la mentoría de compañeros atletas—aquellos que han experimentado sentimientos similares—puede ofrecer valiosas perspectivas y apoyo. A medida que el estigma en torno a la salud mental en el deporte disminuye gradualmente, el reconocimiento público de competidores de alto perfil está allanando el camino para un diálogo más abierto sobre el bienestar emocional. Bartley señala que las discusiones sobre la salud mental pueden proporcionar una ventaja competitiva, sugiriendo que los atletas que priorizan su salud psicológica pueden rendir mejor. El camino hacia un mejor apoyo en salud mental en el deporte está lejos de estar completo. Con la investigación académica destacando las complejidades de la experiencia post-olímpica, está claro que un enfoque multifacético que incluya psicoeducación, apoyo entre pares y recursos estructurados de salud mental es esencial. Aunque el cambio puede ser gradual, los esfuerzos concertados de las organizaciones para abordar estos problemas señalan un cambio esperanzador para los atletas que navegan por las secuelas emocionales de sus sueños olímpicos.