Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La reciente publicación de un estudio llevado a cabo por la Royal Society, la sociedad científica más antigua del Reino Unido, ha encendido un debate entre estudiantes y educadores por igual: ¿cuál es el mejor momento del día para estudiar? A través de un enfoque matemático, los investigadores han llegado a la conclusión de que estudiar por la noche podría ser más beneficioso en comparación con el aprendizaje realizado durante la mañana. Esta revelación resulta crucial para millones de jóvenes que buscan sobresalir académicamente en un mundo cada vez más competitivo. La educación se ha consolidado como un derecho humano y un motor esencial para el desarrollo. Sin embargo, muchos estudiantes, en su afán por alcanzar sus metas académicas, pueden estar eligiendo horarios que no maximizan su capacidad de aprendizaje. Según el estudio de la Royal Society, los estudiantes que estudian por la noche experimentan un incremento en los estímulos que llevan a una mejor memorización y comprensión de los temas. Esta información es de particular interés para aquellos que deben enfrentar asignaturas complejas en sus respectivos programas académicos. Los investigadores llevaron a cabo un experimento en el que se exploró la hipótesis de que el aprendizaje de problemas complejos, como los de multiplicación, antes de dormir, favorece una mejor recuperación de la información al día siguiente. Los resultados revelaron que los participantes adultos que estudiaron por la noche mostraron un rendimiento superior en la recuperación de esos problemas en comparación con aquellos que lo hicieron durante el día. Esto sugiere que la noche podría ser un momento óptimo para el aprendizaje, especialmente en un entorno universitario donde la carga académica es intensa. El estudio también resalta la importancia de la lectoescritura desde una edad temprana, un componente fundamental para el desarrollo del pensamiento crítico. A medida que los jóvenes avanzan en su educación, es esencial que estén equipados con habilidades de lectura y escritura que les permitan navegar por la complejidad de sus estudios. La lectura, además, ha demostrado ser un hábito que no solo enriquece el conocimiento, sino que también se asocia con un mayor rendimiento académico. Curiosamente, un informe de World Atlas de mediados de 2023 destaca que Venezuela, a pesar de sus desafíos socioeconómicos, ha logrado posicionarse en el ranking de países que más horas dedican a la lectura. Con un promedio de 6,4 horas semanales, Venezuela se sitúa por encima de naciones como Australia y Sudáfrica. Este dato podría relacionarse de manera interesante con la efectividad del estudio nocturno, ya que una población que lee más podría estar mejor preparada para maximizar su aprendizaje. A nivel global, India lidera el ranking de horas dedicadas a la lectura, seguido por países como Tailandia y China. Este enfoque en la educación ha permitido a estas naciones no solo mejorar sus niveles de alfabetización, sino también experimentar un crecimiento económico significativo. Este fenómeno resalta la conexión directa entre la educación y el desarrollo económico, un aspecto que no debe ser subestimado. Por otro lado, el contexto laboral también influye en la capacidad de aprendizaje de los jóvenes. Estudios han demostrado que el agotamiento derivado de largas jornadas laborales puede disminuir significativamente la capacidad de concentración y asimilación de información. En México, por ejemplo, el debate en torno a las horas de trabajo ha cobrado relevancia, ya que el país ocupa el primer lugar en el tiempo anual que sus trabajadores dedican a sus labores. La OCDE ha publicado datos que indican que los trabajadores mexicanos emplean, en promedio, 2,226.3 horas al año en sus empleos. Esta situación ha llevado a la formulación de propuestas legislativas que buscan reducir la carga laboral y mejorar la calidad de vida de los trabajadores, lo que a su vez podría beneficiar su rendimiento académico si se implementan correctamente. En resumen, la investigación de la Royal Society plantea interrogantes fundamentales sobre el momento más adecuado para estudiar, sugiriendo que la noche puede ser la clave para un aprendizaje efectivo. Con un enfoque renovado en la educación y el desarrollo del pensamiento crítico desde la infancia, así como la consideración de las condiciones laborales, es posible que se logren cambios significativos en la forma en que los jóvenes abordan sus estudios. El camino hacia la superación académica está lleno de matices, pero el conocimiento sobre el momento óptimo para aprender podría ser un paso decisivo en este proceso.