Desilusión en la comunidad venezolana de Lima tras fraude electoral en su país

Desilusión en la comunidad venezolana de Lima tras fraude electoral en su país

La comunidad venezolana en Lima enfrenta desilusión tras el fraude electoral en su país, temiendo un nuevo éxodo y luchando por la democracia.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro
Política 10.08.2024

La comunidad venezolana en Lima, que anteriormente vibraba con la esperanza de un cambio en su país, se encuentra ahora sumida en la desilusión y la incertidumbre tras el reciente proceso electoral en Venezuela. Hace solo una semana, el bullicio de una caravana de automóviles celebraba lo que muchos consideraban una victoria definitiva sobre el régimen de Nicolás Maduro. Sin embargo, la aparente celebración se ha convertido en un lamento colectivo, a medida que las irregularidades y acusaciones de fraude electoral han salido a la luz. La politóloga venezolana Maira Maibort Petit, experta en crimen organizado transnacional, señala que la crisis en Venezuela afecta no solo a su población, sino que tiene repercusiones en toda la región. "El régimen cívico-militar actual controla las instituciones y se ha tejido con redes criminales que tienen vínculos con potencias como Rusia y China", explica. Según sus estimaciones, alrededor de 7,2 millones de venezolanos han abandonado su país, y la reciente crisis política podría forzar a más a tomar el mismo camino. Los venezolanos que residen en Perú, muchos de los cuales llegaron entre 2017 y 2018, sienten una profunda tristeza y preocupación por sus familiares que aún viven en Venezuela. Muchos de ellos, que huyeron de la pobreza extrema y la violencia, ahora temen que la situación empeore, lo que podría llevar a un nuevo éxodo masivo. En Lima, estos inmigrantes se han convertido en parte integral del tejido social, con alrededor de 1,3 millones de venezolanos en el país, de los cuales cerca de 600 mil son mayores de edad y teóricamente capaces de votar. Sin embargo, el régimen ha impuesto barreras que han limitado drásticamente su participación en el proceso electoral. El chef venezolano Juan Luis Martínez, quien ha encontrado éxito en Perú con su restaurante Mérito, es uno de los muchos que han decidido hacer de este país su hogar. "Llegué a Lima buscando una vida mejor y decidí quedarme aquí porque la situación en Venezuela se ha vuelto insostenible", comenta. Para él, los resultados de las elecciones del 28 de julio son un reflejo de un sistema corrupto que ha pisoteado las esperanzas de cambio de su gente. Otro testimonio relevante es el de Vanessa Rolfini, periodista especializada en gastronomía. Ella llegó a Perú con un contrato de trabajo en mano, pero reconoce que la migración es un proceso que, independientemente de las condiciones, deja una huella emocional. "La trampa estaba cantada", afirma Rolfini, quien no tiene planes de regresar a vivir a Venezuela, aunque desea visitar a su familia en el futuro. Luis Fernando Nunes, un académico y activista que dejó Venezuela en 1998, también comparte su perspectiva sobre la situación. Nunes ha tenido que enfrentar múltiples dificultades al regresar a su país, incluso para asistir al velorio de su madre. "Las elecciones fueron una mezcla de emociones para mí, pero estoy convencido de que la lucha por la democracia en Venezuela aún continúa", afirma. Su optimismo se basa en la creencia de que la salida de Maduro vendrá, aunque a un alto costo. Los ecos de desilusión y esperanza se entrelazan en la comunidad venezolana de Lima, donde cada historia personal es un reflejo del sufrimiento y la resiliencia de un pueblo. Estos migrantes no solo han encontrado un nuevo hogar, sino que también se han convertido en embajadores de la realidad venezolana en el extranjero, llevando consigo la carga de recuerdos y esperanzas por un futuro mejor. Mientras los venezolanos en Perú observan desde la distancia lo que ocurre en su país, muchos se dan cuenta de que la lucha por la democracia y la libertad es un proceso que requiere tiempo y perseverancia. Aunque la tristeza por el presente es palpable, también hay un sentido colectivo de que la resiliencia y la unidad pueden ser la clave para enfrentar el futuro. A medida que la comunidad venezolana se une en protesta frente a la embajada, su voz resuena con fuerza. Estas manifestaciones son más que un simple acto de descontento; son un grito por la justicia y un llamado a la solidaridad internacional. La historia de Venezuela es también una historia de lucha, y sus compatriotas en el extranjero están decididos a seguir luchando, no solo por un cambio en su país, sino también para mantener viva la esperanza de un futuro mejor para todos.

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