Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La tarde de este jueves, un sismo se hizo sentir en la zona central del país, generando inquietud entre los habitantes de distintas localidades. Según reportes del Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile, el movimiento telúrico se registró a las 12:47 horas, alcanzando una magnitud de 3,7 en la Escala de Richter. Aunque este temblor no fue de gran intensidad, sí logró ser percibido por la población, especialmente en la región de Valparaíso, donde se reportó una intensidad de IV en la Escala de Mercalli. El sismo se suma a una serie de movimientos que han afectado al país en las últimas semanas, incluyendo un evento reciente en la ciudad de Iquique. Este patrón de actividad sísmica ha despertado la atención de expertos y autoridades, quienes subrayan la importancia de estar preparados ante la posibilidad de temblores de mayor magnitud. La Región Metropolitana y las localidades costeras suelen ser las más afectadas, dado su posicionamiento geográfico en una zona de alta actividad tectónica. El Sistema Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) ha activado sus protocolos de evaluación para determinar las afectaciones que el sismo pudiera haber causado en la población y en la infraestructura. Hasta el momento, las autoridades no han reportado daños significativos ni alteraciones en los servicios básicos. Sin embargo, se espera que en las próximas horas se emitan informes detallados que permitirán tener un panorama más claro sobre las repercusiones del evento. La población ha reaccionado con calma ante el temblor, aunque las redes sociales se han inundado de mensajes y comentarios sobre la experiencia vivida. Existen diversas reacciones, desde el temor natural que estos eventos generan, hasta la resignación de quienes, tras años de convivir con la actividad sísmica, consideran que "ya no hay de qué preocuparse". Expertos en sismología recalcan la necesidad de mantener la alerta y la preparación, ya que la actividad sísmica en Chile es parte de la realidad geológica del país. Uno de los aspectos que más preocupa a las autoridades es la infraestructura. Se espera que los equipos de evaluación revisen edificios, puentes y otras estructuras críticas para garantizar que no se hayan visto comprometidos por el movimiento. En la actualidad, muchos de estos recintos han sido diseñados y construidos con estándares antisísmicos, lo que aumenta su resistencia ante temblores. En el ámbito educativo, las instituciones han sido instruidas para implementar simulacros y capacitaciones que preparen a los estudiantes ante situaciones de emergencia. La educación sísmica es fundamental en un país donde la historia muestra que los terremotos han dejado huellas profundas. Sin embargo, la práctica de estos ejercicios parece haber disminuido en algunas localidades, lo que podría ser motivo de preocupación en caso de un evento de mayor magnitud. Las autoridades también han recordado la importancia de contar con kits de emergencia en los hogares, que incluyan agua, alimentos no perecibles, linternas y medicamentos. La preparación es clave, no solo a nivel institucional, sino también en cada hogar. La experiencia de vivir en una zona sísmica conlleva la responsabilidad de estar preparados, en especial si se considera que la actividad tectónica puede ser impredecible. El sismo de este jueves invita a reflexionar sobre la cultura de la prevención en la sociedad chilena. Aunque se han hecho avances significativos en términos de infraestructura y educación, aún queda camino por recorrer. La resiliencia ante desastres no solo se construye a través de leyes y regulaciones, sino también mediante una conciencia colectiva que valore la preparación como una parte integral de la vida cotidiana. Finalmente, la comunidad científica sigue estudiando el fenómeno sísmico en el país para comprender mejor su comportamiento y poder anticipar futuros movimientos. Cada sismo, por pequeño que sea, aporta información valiosa que puede ser crucial para mitigar los efectos de desastres mayores. Por lo tanto, la atención a estos eventos no debe ser efímera, sino parte de un compromiso constante por parte de la población y sus autoridades.