Japón emite alerta por posible megaterremoto tras sismo de magnitud 7,1

La Agencia Meteorológica de Japón ha emitido este jueves una alerta de precaución sin precedentes, indicando la posibilidad de un megaterremoto en la fosa submarina de Nankai, ubicada al sur de la isla de Honshu. Esta advertencia se produce pocas horas después de que un sismo de magnitud 7,1 sacudiera las costas de la isla de Kyushu, lo que también condujo a la emisión de una alerta de tsunami en varias prefecturas cercanas. Esta es la primera vez que la agencia nacional toma este tipo de medida, lo que refleja la creciente preocupación por la actividad sísmica en la región. Las autoridades han indicado que la probabilidad de un gran terremoto en la fosa de Nankai es ahora mayor de lo habitual, alimentando temores en una nación que ha enfrentado desastres naturales devastadores en el pasado. La alerta permanecerá vigente durante una semana, aunque los funcionarios advierten a la población que mantenga la guardia en alto incluso si la situación parece calmarse. Este tipo de avisos se emiten cuando se detectan fenómenos anormales en la fosa de Nankai o cuando se considera que ha aumentado la posibilidad de un sismo significativo, según lo informado por la Oficina de Gabinete. Los expertos han señalado que un posible megaterremoto podría no solo afectar las áreas cercanas al reciente movimiento telúrico, sino que podría extenderse a toda la fosa de Nankai. Históricamente, grandes sismos han ocurrido en esta región cada 100 a 150 años, lo que significa que el tiempo está corriendo para la ocurrencia de un nuevo evento de magnitud considerable. Los científicos advierten que, si un terremoto se produce en la fosa de Nankai, podría abarcar un área que incluye desde la isla de Kyushu hasta las prefecturas de Osaka y Aichi, e incluso extenderse hacia el este, alcanzando regiones más cercanas a Tokio. Se estima que este tipo de evento sísmico podría llegar a alcanzar magnitudes de hasta 9, lo que tendría consecuencias devastadoras. Un escenario apocalíptico de tal magnitud no solo sería catastrófico en términos de pérdidas humanas —se han estimado hasta 320.000 muertes—, sino que también causaría daños económicos billonarios al país. La última vez que Japón experimentó un desastre de tal envergadura fue hace más de 70 años, lo que aumenta la preocupación entre los científicos sobre la inminente posibilidad de que un evento similar ocurra. El epicentro del terremoto de este jueves se localizó a 29 kilómetros al este de la ciudad de Miyazaki, a una profundidad de 33 kilómetros. La secuencia sísmica fue acompañada por un temblor de magnitud 7,1 en las cercanías de Nichinan, lo que ha intensificado el miedo en la población. Las redes sociales se han inundado de imágenes que muestran a ciudadanos intentando ponerse a salvo en centros comerciales, restaurantes y oficinas, mientras continúan los temblores. Las imágenes muestran lámparas y otros objetos balanceándose, reflejando la magnitud de la sacudida que ha estremecido el país. Como medida de precaución, la Agencia Meteorológica de Japón también emitió un aviso de tsunami para varias prefecturas, incluyendo Miyazaki, Ehime y Kochi. Se estima que las olas en estas costas podrían alcanzar una altura de un metro, lo que, aunque no devastador, añade una capa extra de ansiedad a una situación ya crítica. En este contexto, es fundamental que los ciudadanos sigan las recomendaciones de las autoridades y se mantengan informados sobre las últimas actualizaciones en torno a la actividad sísmica. La historia de Japón ha demostrado que la preparación y la rapidez en la respuesta son esenciales para minimizar el impacto de estos fenómenos naturales, y la nación se encuentra nuevamente en un momento crítico en su lucha contra la naturaleza.