Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La tormenta tropical Debby ha dejado una estela de devastación en el sureste de Estados Unidos, cobrando la vida de cinco personas y desatando lluvias torrenciales que, según los meteorólogos, podrían alcanzar niveles históricos. Este martes, las autoridades continúan luchando contra los efectos de la tormenta, mientras múltiples comunidades se encuentran bajo estado de emergencia. La situación es grave y se espera que las condiciones climáticas empeoren en las próximas horas. El gobernador de Georgia, Brian Kemp, reportó trágicamente el fallecimiento de un joven de 19 años en Moultrie, lo que eleva el número total de víctimas a cinco. En Florida, donde Debby tocó tierra como un huracán de categoría 1, se registraron muertes adicionales, incluyendo a un menor de 13 años y un hombre de 64 años, quienes perdieron la vida en incidentes relacionados con la caída de árboles y accidentes vehiculares en vías inundadas. La respuesta del gobierno federal no se ha hecho esperar. El presidente Joe Biden aprobó declaraciones de emergencia para Georgia, Carolina del Sur y Florida, lo que habilita recursos adicionales y permite la intervención de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA). Esta acción busca proporcionar asistencia inmediata para salvar vidas y proteger la propiedad en medio de esta crisis. Debby, que presenta vientos sostenidos de 65 km/h, se encuentra en este momento a solo 130 kilómetros del suroeste de Charleston, Carolina del Sur. La ciudad ha implementado un toque de queda y ha cerrado algunas vías debido a las inundaciones. El alcalde, William Cogswell, destacó que se han registrado hasta 20 centímetros de lluvia en la ciudad y se anticipa que las lluvias continúen por al menos 14 horas más. Las intensas precipitaciones no se limitan a Charleston, ya que en otras áreas de Carolina del Sur, como Polleton y Edisto Beach, se han reportado acumulaciones de lluvia de 35 y 30 centímetros, respectivamente. En consecuencia, los gobernadores de las Carolinas y Georgia han hecho un llamado a la población para que permanezca alerta ante la posibilidad de inundaciones sin precedentes. El Centro Nacional de Huracanes ha advertido que Debby podría generar totales de lluvia potencialmente catastróficos, alcanzando hasta 63 centímetros en algunas áreas antes de que la tormenta se desplace hacia el Atlántico. Los meteorólogos alertaron sobre el grave riesgo de inundaciones en el sureste, lo que ha llevado a la evacuación de algunas áreas y a la movilización de equipos de rescate. Mientras tanto, en Savannah, Georgia, los bomberos han realizado rescates de al menos 18 personas atrapadas en áreas inundadas. La situación es crítica, y los socorristas continúan trabajando sin descanso para garantizar la seguridad de los ciudadanos. En Florida, aproximadamente 92,000 hogares y oficinas se encuentran sin electricidad, y en Georgia y Carolina del Sur, otras 22,000 personas enfrentan la misma situación. Los fuertes aguaceros han estado afectando otras regiones, como Sarasota en la costa oeste de Florida, donde se han registrado más de 43 centímetros de lluvia. Las autoridades locales están en alerta, ya que las bandas exteriores de Debby continúan causando estragos en la zona. La temporada de huracanes en la cuenca atlántica, que comenzó el 1 de junio, ya ha sido activa, con la formación de cuatro tormentas tropicales hasta la fecha. Los meteorólogos han pronosticado una temporada activa, con la posibilidad de que se formen hasta 25 tormentas y 13 huracanes en total. En este contexto de crisis, la resiliencia de las comunidades afectadas se pone a prueba. La recuperación de los estragos causados por Debby llevará tiempo, pero la colaboración entre los gobiernos locales, estatales y federales será clave para enfrentar los retos que vienen. Mientras tanto, la población sigue viviendo momentos de tensión y angustia, esperando que la tormenta termine de desatar su furia y brinde la oportunidad de retomar la normalidad en sus vidas.