Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La tormenta tropical Debby ha evolucionado rápidamente y se espera que se convierta en huracán a lo largo de este domingo, según el pronóstico del Instituto de Meteorología de Cuba. Este fenómeno meteorológico, que se formó en el Atlántico, ha estado causando lluvias intensas en diversas regiones de la isla, afectando particularmente el oriente, el centro y el occidente del país. Desde la mañana del sábado, La Habana ha sido objeto de lluvias continuas, aunque hasta el momento no se han reportado inundaciones significativas ni derrumbes de viviendas. Sin embargo, las precipitaciones han sido especialmente notables en la provincia de Santiago de Cuba, donde los residentes han experimentado un aumento drástico en la cantidad de lluvia desde la tarde del viernes. Algunos vecinos han manifestado su preocupación, pero también un alivio, ya que la lluvia es necesaria para mitigar los problemas de suministro de agua en la región. El avance de Debby hacia el noroeste, a una velocidad de 24 kilómetros por hora, ha llevado a que se tomen precauciones en las provincias occidentales, donde se pronostica que las lluvias persistan. Los acumulados de agua han sido significativos, con cifras que alcanzan hasta 188 milímetros en Artemisa, 160 en Sancti Spíritus y 119 en Mayabeque. Estos niveles de precipitación plantean serias preocupaciones sobre el drenaje y la capacidad de las infraestructuras locales para manejar el exceso de agua. La situación se complica aún más por el estado de las calles y alcantarillados en las principales ciudades cubanas, que presentan un grave deterioro y acumulación de basura, dificultando el drenaje adecuado de las aguas pluviales. Esto no solo provoca incomodidades cotidianas, sino que también aumenta el riesgo de brotes epidemiológicos, especialmente en un contexto donde la proliferación de mosquitos como el Aedes Aegypti y el Culex es preocupante. Estas especies son conocidas por ser vectores de enfermedades como el dengue y el virus de Oropouche. A medida que Debby se aleja de la costa cubana, se prevé que su trayectoria lo lleve hacia el norte, con un posible impacto en el oeste de Florida entre la noche del domingo y la madrugada del lunes. Las predicciones meteorológicas sugieren que el sistema podría generar hasta 300 milímetros de lluvia en áreas bajo alerta, además de inundaciones y un aumento significativo en el nivel del mar en las zonas costeras. Este evento meteorológico marca la cuarta tormenta tropical de la actual temporada de huracanes en la cuenca atlántica, que comenzó el 1 de junio. La temporada ha sido catalogada como una de las más activas y podría alcanzar entre 17 y 25 tormentas, lo que plantea desafíos adicionales para las comunidades costeras y las autoridades de gestión de emergencias. Cuba, que ya enfrenta serios problemas de infraestructura y salud pública, se encuentra en una situación desventajosa ante el avance de Debby, que no solo amenaza con causar daños inmediatos, sino que también pone en riesgo la recuperación económica y social del país. Las autoridades locales están en alerta, buscando mitigar los efectos de las lluvias y preparándose para el posible impacto del huracán. Los cubanos han sido testigos de fenómenos meteorológicos extremos y cambios climáticos en años recientes, lo que ha llevado a un creciente interés en las medidas de preparación y respuesta ante desastres. Este huracán podría servir como un recordatorio de la importancia de la infraestructura resiliente y de la necesidad de políticas públicas efectivas para enfrentar el cambio climático. En conclusión, el desarrollo de Debby como huracán es un acontecimiento que no solo afecta a Cuba en el presente, sino que resalta la fragilidad de su infraestructura y la urgencia de adoptar medidas adecuadas para salvaguardar la salud y la seguridad de su población en el futuro. Con la temporada de huracanes en pleno apogeo, el país deberá estar preparado para enfrentar posibles retos adicionales en las próximas semanas.