Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El día 1 de agosto de 2024, Perú volvió a ser recordado por su ubicación en el Círculo de Fuego del Pacífico, una de las zonas más sísmicamente activas del mundo. A lo largo de la jornada, el Instituto Geofísico del Perú (IGP) reportó varios sismos, una constante en la vida de los peruanos que viven inevitablemente bajo la amenaza de un fenómeno natural que puede ocurrir en cualquier momento. Según el IGP, cada año se registran aproximadamente mil sismos en el país, un recordatorio de que la actividad tectónica nunca se detiene. El día comenzó con un mensaje claro de las autoridades para mantener a la población informada sobre la situación sísmica en el país. En este sentido, el IGP proporcionó información en tiempo real sobre los temblores ocurridos, así como sus magnitudes y epicentros. La sociedad civil, consciente de la naturaleza impredecible de estos eventos, se mostró atenta a las recomendaciones emitidas por el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI). Hernando Tavera, presidente ejecutivo del IGP, explicó la relación entre la actividad sísmica en el Perú y el choque de las placas tectónicas de Nazca y Suramérica. Esta interacción se produce a una velocidad aproximada de 7 centímetros por año, lo que genera fricciones y acumulación de esfuerzos en la corteza terrestre. En un momento dado, esta acumulación se libera en forma de ondas sísmicas, manifestándose como un temblor. Esta explicación técnica resalta la vulnerabilidad del país ante sismos significativos, que podrían causar daños devastadores. A pesar de la frecuencia de temblores menores, el Perú mantiene un prolongado silencio sísmico que podría culminar en un terremoto de gran magnitud. Esta incertidumbre provoca inquietud entre la población, y es aquí donde la educación y la preparación se convierten en herramientas vitales. Conocer las rutas de evacuación, tener un plan familiar de respuesta a emergencias y contar con un kit de suministros básicos son elementos esenciales que el INDECI recomienda a la ciudadanía. La actividad sísmica no solo es un fenómeno geológico, sino que también se convierte en un tema de relevancia social y cultural en Perú. La memoria colectiva de terremotos pasados, como el de 1970 en Ancash o el más reciente de 2007 en Pisco, evoca la necesidad de estar preparados y de no subestimar la fuerza de la naturaleza. Estos eventos han dejado enseñanzas cruciales sobre la importancia de la prevención, la construcción de infraestructuras resistentes y la concienciación sobre los riesgos sísmicos. En medio de esta realidad, el IGP y el INDECI han intensificado sus campañas de información y capacitación. La difusión de datos sobre los sismos, sus posibles impactos y las acciones que deben tomarse en caso de un evento sísmico son aspectos centrales de su esfuerzo por proteger a la población. Sin embargo, la información debe ser asimilada y practicada; de nada sirve un llamado a la prevención si no se lleva a cabo de manera efectiva. La tecnología también juega un papel crucial en la vigilancia sísmica. El uso de sistemas de alerta temprana podría mitigar algunos de los efectos devastadores de un sismo, proporcionando unos pocos segundos críticos para que la población busque refugio. Sin embargo, este tipo de tecnología aún no está disponible en todo el país, lo que subraya la importancia de la educación continua y la inversión en infraestructura resiliente. A medida que transcurre el día, la población sigue atenta a las actualizaciones sobre los movimientos telúricos. La incertidumbre persiste, pero también lo hace la determinación de los peruanos para enfrentar cualquier eventualidad. La experiencia acumulada ante sismos anteriores ha cultivado una cultura de preparación que, aunque no puede eliminar el riesgo, puede reducir el impacto de un desastre potencial. Finalmente, es esencial recordar que la prevención es un esfuerzo colectivo. La información proporcionada por el IGP y el INDECI debe ser compartida y discutida en hogares, escuelas y comunidades. La conciencia sobre la actividad sísmica y la cultura de la prevención son vitales para enfrentar los desafíos que presenta la geografía peruana. La realidad de vivir en un país sísmico puede ser desafiante, pero con la debida preparación y educación, es posible mitigar sus efectos y proteger a la población.