Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El Gobierno colombiano ha manifestado su postura con respecto a la reciente resolución de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre la situación política en Venezuela, señalando que su abstención ante dicha resolución responde a su deseo de mantener un canal de diálogo abierto con el régimen de Nicolás Maduro. Fuentes de la Cancillería colombiana indicaron que cualquier pronunciamiento de la OEA resulta, en la práctica, un "saludo a la bandera", dado que Venezuela no forma parte de la organización desde su salida oficial en 2019. Esta decisión se enmarca en un contexto complicado, donde la OEA ha tenido dificultades para mantener una postura neutral sobre los asuntos internos del país vecino. La resolución en cuestión instaba al Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela a publicar los resultados de las elecciones del pasado fin de semana, en las que se alega que Maduro habría obtenido un tercer mandato. Este resultado ha sido rechazado no solo por la oposición venezolana, que considera que su candidato, Edmundo González Urrutia, ganó con claridad, sino también por diversos sectores de la comunidad internacional que ven con escepticismo la legitimidad de los comicios. La OEA pedía, además, que se llevara a cabo una verificación integral de los resultados por parte de organizaciones independientes, buscando así garantizar la transparencia y credibilidad del proceso electoral. A pesar de la controversia que rodea a las elecciones, el presidente colombiano, Gustavo Petro, ha reiterado su propuesta de revisar la carta fundacional de la OEA para reintegrar a Venezuela como miembro pleno. Esta iniciativa busca, según Petro, generar un espacio donde se pueda tratar la crisis venezolana de manera más efectiva. La postura de Colombia se centra en la importancia del diálogo y la búsqueda de acuerdos que promuevan la paz y la convivencia en el país caribeño. La situación se ha tornado más compleja tras las manifestaciones de rechazo a los resultados electorales en Venezuela, donde las protestas han resonado con fuerza, especialmente en los barrios populares, que tradicionalmente han apoyado al chavismo. Maduro, en un intento por mantener la calma y el respaldo, aseguró haber explicado a Petro "muchas cosas" sobre el proceso electoral, un movimiento que busca no solo legitimarse internamente, sino también ganar el apoyo de gobiernos extranjeros. Petro, por su parte, ha pedido al ejecutivo venezolano un escrutinio "transparente" de los resultados, subrayando que cualquier resultado debe ser aceptado, independientemente de su naturaleza. Esta postura resuena con el clamor de muchos venezolanos que están cansados de la polarización y la violencia que normalmente acompaña a las disputas electorales en su país. Desde la Cancillería colombiana se enfatiza que el enfoque del Gobierno se mantiene dentro de los principios diplomáticos de confidencialidad, respeto y no injerencia en los asuntos internos de Venezuela. Esta línea de actuación busca crear las condiciones necesarias para un diálogo constructivo entre todos los sectores políticos y sociales del país vecino, tratando de evitar una mayor polarización que lleve al país a una crisis aún más profunda. Colombia ha estado en contacto con otros países de la región, como Brasil y México, para coordinar esfuerzos en la búsqueda de un acuerdo que facilite la convivencia pacífica en Venezuela. Estos diálogos son cruciales en un contexto donde la comunidad internacional observa con atención la crisis política que se desarrolla en el país, con un interés particular en evitar el estallido de un conflicto que podría tener repercusiones en toda la región. El papel de la OEA en este escenario ha sido cuestionado, y la falta de consenso en torno a la resolución presentada refleja las divisiones que existen no solo dentro de la organización, sino también en la comunidad internacional en su conjunto. La situación en Venezuela seguirá siendo un punto focal de atención, no solo por la inestabilidad política, sino también por las implicaciones humanitarias que afectan a millones de venezolanos. Mientras tanto, el futuro de las relaciones entre Colombia y Venezuela se mantendrá en un delicado equilibrio, donde el diálogo y el entendimiento serán clave para superar las diferencias. La comunidad internacional, así como los líderes de ambos países, deberán actuar con responsabilidad para abordar una crisis que ha estado latente durante años y que demanda soluciones efectivas y sostenibles.