La izquierda peruana enfrenta críticas por apoyar la victoria de Maduro en Venezuela

La izquierda peruana enfrenta críticas por apoyar la victoria de Maduro en Venezuela

La elección presidencial en Venezuela provoca divisiones en la izquierda peruana, que apoya a Maduro a pesar de las irregularidades y represión.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro
Política 31.07.2024

La reciente elección presidencial en Venezuela ha desatado una serie de reacciones en el ámbito político peruano que ponen de manifiesto la compleja relación entre la izquierda y las prácticas democráticas en la región. A pesar de las evidentes irregularidades en el proceso electoral, varios políticos peruanos han salido a respaldar la victoria de Nicolás Maduro, lo que ha suscitado un debate intenso sobre la moralidad y la responsabilidad política de la izquierda en el país. La opacidad del órgano electoral venezolano y la rapidez con la que se proclamó a Maduro como vencedor han reavivado protestas en diversas ciudades de Venezuela. Miles de ciudadanos han salido a las calles exigiendo un recuento transparente de los votos, lo que refleja la desconfianza que existe hacia un régimen que ha mostrado una creciente represión. Ante esta situación, la comunidad internacional tiene la obligación de actuar, demandando un proceso electoral que garantice la voluntad del pueblo venezolano. Es importante señalar que ningún observador imparcial ha validado los resultados de las elecciones. Las únicas delegaciones que tuvieron acceso a este proceso, como el Centro Carter y la ONU, han pedido transparencia. Por otro lado, estudios independientes han demostrado que la candidatura de Edmundo González Urrutia tenía una clara ventaja, lo que pone en entredicho la legitimidad del triunfo de Maduro. Sin embargo, en Perú, algunos representantes políticos han decidido ignorar estas evidencias. Congresistas como Flavio Cruz, María Agüero y Kelly Portalatino, así como el no agrupado Guillermo Bermejo, han declarado su apoyo a lo que consideran una "victoria limpia" de Maduro. Estos políticos, que participaron en una delegación que supuestamente evaluó el proceso electoral, parecen haber caído en la trampa de legitimar un régimen conocido por su autoritarismo. Vladimir Cerrón, un líder de la izquierda peruana, también se ha pronunciado a favor del chavismo, celebrando lo que él llama el triunfo de la Revolución Bolivariana. Esta postura no solo muestra una falta de sensibilidad ante la situación de los venezolanos, sino que también revela un profundo sesgo ideológico que prioriza la lealtad a la causa por encima de los derechos humanos y la democracia. Incluso figuras que podrían considerarse más moderadas dentro de la izquierda, como Verónika Mendoza, han eludido condenar al régimen venezolano. Mendoza, en lugar de criticar abiertamente a Maduro, optó por una retórica general que no menciona las violaciones de derechos humanos que se han intensificado en su país. Este silencio es inquietante y pone en duda el compromiso de ciertos sectores de la izquierda peruana con los principios democráticos. Los casos de Roberto Sánchez y Sigrid Bazán, quienes han mantenido un silencio notable sobre la situación venezolana, también reflejan una doble moral. Mientras que su defensa de la democracia es vociferada cuando se trata de adversarios políticos, en este caso optan por la omisión frente a un régimen que claramente transgrede esos valores. Esto plantea serias dudas sobre su coherencia ideológica y su verdadero compromiso con la democracia. Lo sucedido en Venezuela es un claro recordatorio de que la izquierda peruana, en lugar de aprender de los errores del pasado, parece repetirse en un ciclo de adoración hacia líderes autoritarios que comparten sus ideales. Esta incapacidad de condenar el fraude y la represión los pinta de cuerpo entero y revela una preferencia por la permanencia en el poder a costa de la justicia y la verdad. Los votantes peruanos deben reflexionar sobre estas actitudes y actitudes que han sido evidentes en los últimos días. La defensa de la democracia no puede ser selectiva ni depender del color político del opresor. La situación en Venezuela nos invita a cuestionar la legitimidad de aquellos que, en nombre de la izquierda, justifican atrocidades y se niegan a condenar a los tiranos. En un contexto democrático, es imperativo que la política se base en principios sólidos que prioricen los derechos humanos y la voluntad popular. La izquierda peruana tiene la responsabilidad de reevaluar su postura ante regímenes como el de Maduro y adoptar una postura clara y firme en defensa de la democracia, si realmente aspira a representar los intereses y anhelos de su población. Ojalá que esta lección no caiga en el olvido, y que los ciudadanos demanden un cambio en la narrativa política que permite que la tiranía se vista con ropajes de legitimidad.

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