Chile: la constante actividad sísmica y su impacto en la vida cotidiana

Chile: la constante actividad sísmica y su impacto en la vida cotidiana

Chile enfrenta constante actividad sísmica debido a su geografía. La educación sobre sismos es clave para la población en su gestión del riesgo.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Chile, un país caracterizado por su geografía y su ubicación en el Cinturón de Fuego del Pacífico, se enfrenta a una constante actividad sísmica que forma parte de su realidad cotidiana. La nación suramericana, junto a Japón, se encuentra entre los países más telúricos del mundo, lo que genera un escenario donde los sismos son parte del ambiente. Sin embargo, a pesar de la gran cantidad de movimientos telúricos que se registran a diario, la gran mayoría de ellos no son percibidos por la población. Este fenómeno resalta la necesidad de comprender cómo y cuándo un temblor puede ser sentido por las personas y qué implicaciones tiene ello. La Comisión Sismológica Nacional (CSN) desempeña un papel crucial en la educación de la población respecto a los sismos. Proporciona información detallada sobre la actividad sísmica y las características de los temblores, ayudando a la comunidad a entender mejor este fenómeno natural. En este contexto, es importante distinguir entre sismos que generan daños estructurales y aquellos que, aunque medidos con precisión, no logran ser percibidos por la gente. En Chile, se clasifica como terremoto a un sismo que supera el grado VII en la Escala de Mercalli, la cual mide la intensidad del movimiento y sus efectos en las personas y estructuras. La Escala de Mercalli es un instrumento que evalúa la percepción de sismos en relación a los efectos que tienen sobre la población y el entorno. Esta escala, compuesta por doce niveles, permite clasificar los eventos sísmicos de acuerdo a su severidad. Así, mientras algunos sismos se sienten levemente o no se sienten en absoluto, otros pueden causar preocupación y daños significativos, dependiendo de su magnitud y localización. En términos de magnitud, se hace referencia a la cantidad de energía liberada por un sismo. Este parámetro no debe confundirse con la intensidad, ya que la magnitud proporciona un único valor que representa el tamaño del evento sísmico, independientemente de la percepción del mismo en la superficie. Los científicos han establecido que, para que un sismo sea percibido, debe liberar suficiente energía para causar un movimiento del suelo que pueda ser detectado por un observador en la zona afectada. Sin embargo, la mayoría de los sismos en Chile no llegan a ser percibidos por la población, lo que demuestra la capacidad del país para soportar los movimientos telúricos sin que estos generen consecuencias fatales. En este sentido, es fundamental que el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) emita información sobre los sismos que han sido efectivamente sentidos por las personas, ya que esto indica que el evento ha tenido un impacto significativo en la zona afectada. A pesar de los avances tecnológicos y de la experiencia adquirida en otros países, la previsión de sismos sigue siendo un desafío. Actualmente, no existe ninguna organización o gobierno en el mundo que pueda predecir con precisión la fecha o la recurrencia de un terremoto. Sin embargo, los científicos están mejorando su capacidad para evaluar el peligro y los riesgos asociados a estos fenómenos. Esto incluye el estudio de las placas tectónicas que convergen a lo largo de Chile y las fallas geológicas que pueden ser responsables de terremotos. La comprensión de las fuentes sismogénicas y la evaluación de escenarios más probables son pasos cruciales para mitigar los desastres y mejorar la preparación de la población ante un eventual sismo de gran magnitud. A pesar de la complejidad de la sismicidad en el país, no existen zonas en Chile donde no haya actividad sísmica, lo que resalta la importancia de estar siempre alerta y preparados. En resumen, la educación y la información son herramientas esenciales para la población chilena en la gestión del riesgo sísmico. Conocer las características de los sismos, cómo se miden y qué impacto pueden tener en la vida cotidiana es fundamental para vivir en un país que, a pesar de sus desafíos sísmicos, sigue avanzando hacia una mayor resiliencia. En un contexto donde los sismos son parte de la vida diaria, es imprescindible que los ciudadanos comprendan la naturaleza de estos fenómenos y se mantengan informados para actuar de manera adecuada ante su ocurrencia.

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