Viviendas en Bacalar: tragedia por inundaciones atribuidas a obras del Tren Maya

Viviendas en Bacalar: tragedia por inundaciones atribuidas a obras del Tren Maya

Viviendas en Bacalar inundadas por obras del Tren Maya; residentes exigen soluciones ante pérdidas y falta de respuestas de autoridades locales y estatales. Desolación y incertidumbre en medio de crisis por inundaciones repentinas.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro

Viviendas en zonas de Bacalar, Quintana Roo, cuyas escrituras emitidas por el Gobierno aseguraban que estaban exentas del riesgo de inundación, llevan más de dos semanas bajo el agua, en lo que vecinos atribuyen a las afectaciones causadas por las obras del Tren Maya. Las colonias Diego Rojas y Nuevo Progreso se han visto especialmente afectadas, enfrentando problemas de inundación desde una semana antes de que el huracán "Beryl" tocara la entidad, debido a las fuertes lluvias que acompañaron a este sistema meteorológico. Los residentes afectados, quienes han perdido su patrimonio en medio de esta tragedia, culpan a las obras del Tren Maya por la creación de un dique de más de un kilómetro que ha desviado el curso natural del agua, impidiendo que decenas de personas puedan regresar a sus hogares. Humberto Corona, uno de los afectados, compartió su desolación al encontrar su inversión en un hotel prácticamente destruida por las inundaciones, relatando cómo el agua había alcanzado niveles alarmantes que afectaron todos los aspectos de su propiedad. El hecho de que estas viviendas contaran con escrituras públicas y licencias emitidas por las autoridades locales que garantizaban que no eran propensas a inundaciones, contrasta con la cruda realidad que han vivido los residentes de Bacalar en las últimas semanas. Incluso aquellos con décadas de residencia en la zona aseguran que nunca habían experimentado inundaciones de esta magnitud hasta la llegada de las obras del Tren Maya. Las imágenes compartidas en redes sociales muestran casas con el primer piso sumergido en aguas negras, revelando la magnitud de la tragedia. Los habitantes de las colonias afectadas han buscado respuestas de las autoridades locales, quienes han atribuido la situación a la construcción de viviendas en zonas bajas y "donde no debían". Sin embargo, con documentos legales en mano que respaldan la seguridad de sus propiedades, los afectados exigen soluciones concretas. Cerca de 50 familias se han unido para exigir acciones inmediatas, pero hasta el momento siguen esperando respuestas concretas por parte de las autoridades. El Ayuntamiento a cargo de José Alfredo Contreras Méndez se comprometió a dialogar con organismos como Conagua y la Sedena en busca de una solución, presentando proyectos que aún no han logrado resolver la crisis que viven los residentes de Bacalar. Los vecinos cercanos a las obras del Tren Maya han señalado los cambios en su entorno como evidencia de la responsabilidad de la construcción en las inundaciones repentinas que han sufrido. Las críticas se han dirigido hacia la Sedena, encargada del Tren Maya, así como hacia el Gobierno de Quintana Roo, liderado por Mara Lezama, a quienes acusan de evadir responsabilidades y no brindar respuestas efectivas a la crisis. La Comisión de Agua Potable y Alcantarillado (CAPA) de Bacalar ha intentado mitigar la situación con maquinaria para dragar las colonias, pero los residentes señalan que estas acciones han sido insuficientes para enfrentar la cantidad de agua acumulada. La desesperación y la incertidumbre se apoderan de los afectados, quienes temen que esta situación vuelva a repetirse y se ven en la encrucijada de decidir si invertir nuevamente en propiedades que podrían volver a inundarse, endeudarse, demandar a las autoridades, o en el peor de los casos, quedarse sin recursos y vivir en condiciones precarias. Mientras tanto, familias enteras continúan viviendo entre aguas insalubres, expuestas a enfermedades y a la falta de respuesta por parte de las autoridades locales y estatales.

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