El regreso de Fujimori: ¿Un giro inesperado en la política peruana?

El panorama político en Perú ha dado un giro inesperado con el anuncio de la posible candidatura presidencial de Alberto Fujimori en las elecciones del 2026. El exmandatario, de 85 años, ha sido una figura polarizante en la historia reciente del país, con un legado marcado por la controversia, la corrupción y la violación de derechos humanos durante su gobierno en las décadas de los 90. Tras su excarcelación en diciembre del año pasado por razones humanitarias, Fujimori se encuentra nuevamente en el centro de la atención pública al ser propuesto como candidato por su hija, Keiko Fujimori, líder del partido Fuerza Popular. Esta decisión ha generado sorpresa y debate en la sociedad peruana, que se encuentra dividida entre quienes aún apoyan al exmandatario y aquellos que lo rechazan por sus acciones pasadas. La salud de Fujimori ha sido motivo de preocupación en los últimos meses, con problemas cardíacos y un tumor canceroso en la lengua que ha requerido tratamiento. A pesar de su avanzada edad y su historial médico, su posible incursión en la arena política plantea interrogantes sobre su capacidad para desempeñar nuevamente el cargo presidencial y sobre las implicaciones que tendría su regreso al poder. Keiko Fujimori, quien también ha estado involucrada en escándalos de corrupción y actualmente enfrenta un juicio por presunto lavado de dinero, ha manifestado su respaldo a la candidatura de su padre. Sin embargo, no ha especificado qué rol jugaría ella en la contienda electoral, lo que ha generado especulaciones sobre el futuro de la familia Fujimori en la política peruana. Expertos en derecho constitucional han señalado que la postulación de Alberto Fujimori podría enfrentar obstáculos legales debido a su historial de condenas por corrupción y violaciones a los derechos humanos. Aunque la ley prohíbe a personas con antecedentes penales postular a cargos públicos, la posibilidad de que su candidatura sea impulsada como estrategia política no puede descartarse por completo. La figura de Fujimori ha sido objeto de debate en la sociedad peruana, con opiniones encontradas sobre su legado y su papel en la historia del país. Mientras algunos sectores lo consideran un líder fuerte que combatió al terrorismo, otros lo ven como un dictador que abusó de su poder y cometió crímenes atroces en nombre del Estado. La eventual postulación de Fujimori en las elecciones del 2026 plantea un desafío ético y moral para la democracia peruana, que deberá sopesar entre el respeto a los derechos humanos y la lucha contra la corrupción, por un lado, y la voluntad popular y la estabilidad política, por otro. La participación activa de la sociedad civil y de las instituciones democráticas será crucial para garantizar un proceso electoral transparente y justo. El regreso de Fujimori al escenario político peruano también pone en relieve la necesidad de un debate honesto y profundo sobre el pasado reciente del país, así como sobre los desafíos y oportunidades que enfrenta en el presente. La memoria colectiva de la sociedad peruana, marcada por la violencia política y la corrupción, deberá ser un factor determinante en la reflexión sobre el futuro político de la nación. En un contexto de incertidumbre y polarización, la candidatura de Alberto Fujimori representa un desafío para la democracia peruana y una oportunidad para revisar críticamente el legado de un período turbulento de la historia del país. La sociedad peruana deberá decidir en las urnas si está dispuesta a dar una segunda oportunidad a un líder controvertido y polémico, o si prefiere apostar por un cambio hacia una nueva era política basada en la transparencia, la justicia y el respeto a los derechos fundamentales.