Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El vibrante y vulnerable Gran Santo Domingo se enfrenta a serios desafíos causados por el crecimiento vertical y el impacto del cambio climático. En un territorio donde las construcciones de concreto se elevan como símbolos de progreso, la realidad de la adaptación urbana a los fenómenos naturales se vuelve cada vez más apremiante. El paso de viviendas unifamiliares a condominios y torres ha llevado al límite la capacidad de absorción del sistema de desagüe sanitario y pluvial, generando serios problemas de inundaciones y riesgos para sus habitantes. Las recientes y devastadoras lluvias del 4 de noviembre de 2022 dejaron al descubierto la fragilidad de la infraestructura ante los embates de la naturaleza. Desde inundaciones en calles, viviendas y edificios, hasta el derrumbe de pasos a desnivel que cobraron vidas, la población del Gran Santo Domingo se enfrenta a una realidad alarmante. Las casas vulnerables, tanto en barrios pobres como en zonas más privilegiadas, se ven expuestas a situaciones catastróficas ante eventos climáticos extremos. La urbanización acelerada, el crecimiento desordenado y la falta de planificación territorial plantean retos significativos en la adaptación a los desastres naturales. La falta de infraestructuras resilientes, sumada a la densidad poblacional creciente, aumenta la vulnerabilidad de la población a eventos climáticos cada vez más frecuentes e intensos. El cambio climático ha dejado de ser una amenaza distante para convertirse en una realidad urgente que demanda acción inmediata. La población en situación de pobreza se encuentra doblemente expuesta a los riesgos climáticos, con un alto porcentaje de hogares vulnerables a inundaciones. La falta de viviendas seguras y la escasez de recursos económicos dificultan la adaptación de las comunidades más desfavorecidas a los impactos del cambio climático. Mientras tanto, el sector de la construcción, uno de los principales consumidores de recursos naturales, enfrenta el desafío de transitar hacia prácticas más sostenibles y resilientes. La necesidad de construir infraestructuras sostenibles se vuelve imperativa para garantizar la seguridad y el bienestar de la población. La implementación de políticas de desarrollo urbano que promuevan la resiliencia climática, la planificación territorial adecuada y la integración de criterios ambientales en los proyectos de construcción son aspectos fundamentales para enfrentar los desafíos del cambio climático. El sector privado y el Estado dominicano deben unir esfuerzos para fomentar la construcción sostenible, incentivando prácticas que reduzcan las emisiones de carbono, promuevan el uso de energías renovables y garanticen un adecuado manejo de los recursos naturales. La educación y la concienciación ambiental son también clave para impulsar un cambio en la cultura de la construcción y promover el desarrollo de comunidades más resilientes. El Gran Santo Domingo se encuentra en un punto de inflexión, donde la acción colectiva y la implementación de medidas concretas son esenciales para enfrentar los impactos del cambio climático. La construcción de un futuro sostenible y resiliente para la población requiere de un compromiso conjunto de todos los actores involucrados, desde los planificadores urbanos hasta los constructores y la sociedad en su conjunto. Solo a través de una visión holística y de un enfoque integrado podremos construir un futuro seguro y próspero para todos en el Gran Santo Domingo.