La extinción del Fonden: ¿Falta de transparencia o necesidad de cambio?

La extinción del Fonden: ¿Falta de transparencia o necesidad de cambio?

La llegada del huracán Beryl provoca compras de pánico en Cancún. Extinción del Fonden plantea interrogantes sobre gestión de emergencias en México.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro

La llegada inminente del huracán Beryl a las costas del sur de Quintana Roo ha causado conmoción y preocupación entre los habitantes de Cancún, quienes han optado por realizar compras de pánico en las tiendas de autoservicio ante la intensidad y gravedad del fenómeno natural, que se fortaleció recientemente a categoría 4, una de las más devastadoras en la escala Saffir-Simpson. Ante esta situación, se hace inevitable reflexionar sobre la decisión del gobierno de la Cuarta Transformación (4T) de extinguir el Fondo de Desastres Naturales (Fonden), un fideicomiso que durante años ha sido objeto de críticas por su ineficiencia y falta de transparencia en el manejo de los recursos destinados a la atención de emergencias causadas por fenómenos naturales en México. Si bien es cierto que los desastres naturales representan una grave amenaza para la estabilidad y las finanzas públicas del país, también lo es que el Fonden ha sido utilizado históricamente como una especie de caja chica por parte de algunos gobernadores y funcionarios federales, lo que ha propiciado abusos y actos de corrupción que han restado eficacia a su función primordial de apoyo a la población afectada por catástrofes naturales. Durante los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, el Fonden se convirtió en un mecanismo propicio para la malversación de recursos, con cuantificaciones exageradas de daños por parte de los gobernadores y adjudicaciones directas de fondos sin la debida supervisión y verificación de los trabajos realizados, lo que derivó en un uso indebido de los recursos destinados a la reconstrucción de infraestructura y atención a los damnificados. Uno de los casos más emblemáticos de abuso del Fonden fue el protagonizado por el ex gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, quien en 2019 solicitó una exorbitante cantidad de recursos para atender los daños causados por una depresión tropical, evidenciando la falta de rigor y transparencia en la evaluación de las necesidades reales de la población afectada. La Auditoría Superior de la Federación (ASF) ha señalado múltiples irregularidades en el manejo de los recursos del Fonden, evidenciando la falta de rendición de cuentas y la opacidad en el destino final de los fondos asignados para la atención de emergencias y desastres naturales en diversas entidades del país. A pesar de los esfuerzos por mejorar la gestión y transparencia del Fonden a lo largo de los años, los mecanismos de supervisión y control han resultado insuficientes para prevenir los abusos y la corrupción que han permeado este fideicomiso, lo que ha generado un cuestionamiento constante sobre su eficacia y legitimidad en la atención de las emergencias naturales en México. La decisión del gobierno actual de recortar drásticamente el presupuesto del Fonden y eventualmente extinguirlo responde a la necesidad de implementar nuevas estrategias que garanticen una gestión más eficiente y transparente de los recursos destinados a la atención de desastres naturales, aunque esta medida ha generado controversia y preocupación entre la población ante la inminente llegada del huracán Beryl a las costas mexicanas. Es fundamental que las autoridades competentes establezcan mecanismos eficaces y transparentes para la gestión de recursos en situaciones de emergencia, garantizando que la ayuda llegue de manera oportuna y equitativa a las comunidades afectadas por desastres naturales, sin incurrir en prácticas corruptas o abusivas que menoscaben la confianza de la ciudadanía en las instituciones encargadas de la protección civil y la atención a emergencias en el país. En este contexto, la extinción del Fonden representa un punto de inflexión en la política de gestión de emergencias en México, que obliga a replantear estrategias y mecanismos de apoyo a la población en situaciones de crisis, priorizando la transparencia, la eficiencia y la rendición de cuentas como pilares fundamentales para garantizar una respuesta eficaz y oportuna a los desastres naturales que puedan afectar al país en el futuro.

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