Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En 1987, David Letterman entretenía al público en Las Vegas con su programa nocturno, atrayendo multitudes ruidosas dominadas por jóvenes vestidos de manera elegante. Entre los invitados se encontraba un hombre peculiar y divertido que había pisado por primera vez los escenarios de Las Vegas en 1963: el icónico Rip Taylor. Con su llamativo número de entrada de bañar al público en confeti, Taylor aportaba una explosión de energía al espectáculo, cautivando a los espectadores con su estilo cómico único. Recientemente, un nuevo documental de Netflix titulado "Outstanding: A Comedy Revolution" ha arrojado luz sobre la historia de la comedia stand-up queer, destacando las contribuciones de varios comediantes revolucionarios. Aunque la película rinde homenaje a comediantes como Robin Tyler, Bob Smith, Rosie O'Donnell y Margaret Cho, ofrece solo un breve reconocimiento a tres influyentes cómicos gays: Paul Lynde, Charles Nelson Reilly y Rip Taylor. A pesar de no ser conocidos principalmente por sus actuaciones de stand-up, Lynde, Reilly y Taylor fueron pioneros en su propio derecho, allanando el camino para una nueva generación de comediantes que no tienen miedo de abordar temas sensibles y luchas personales en el escenario. A diferencia de los comediantes contemporáneos que exploran sus traumas y vulnerabilidades, estos cómicos mayores mantuvieron sus actuaciones ligeras, evitando adentrarse en sus vidas personales debido a las presiones y prejuicios sociales que enfrentaron como individuos queer en una época de discriminación generalizada y auto-odio. La breve mención de Lynde, Reilly y Taylor en el documental pone de manifiesto la pregunta de por qué sus importantes contribuciones a la comedia no recibieron más prominencia. Estos comediantes, moldeados por décadas de miedo internalizado y rechazo social, proporcionaron un vínculo vital entre el pasado y el presente de la comedia queer, encarnando una resistencia que merece reconocimiento y celebración. Mientras que hoy en día el público se deleita con el humor sincero e introspectivo de comediantes modernos como Hannah Gadsby y Jerrod Carmichael, es esencial recordar la base establecida por comediantes como Lynde, Reilly y Taylor, quienes entretenían al público con su humor estrafalario pero a la vez oscuro en una época en la que ser abiertamente queer era un riesgo que pocos estaban dispuestos a correr. Su legado sirve como recordatorio del poder de la comedia para trascender barreras y mostrar la resistencia y creatividad de la comunidad LGBTQ+ a lo largo de la historia.