54 años del terremoto de Áncash: un recuerdo imborrable

54 años del terremoto de Áncash: un recuerdo imborrable

El 31 de mayo se conmemoran 54 años del devastador terremoto de Áncash de 1970 en Perú, la mayor catástrofe natural del país que dejó 70,000 víctimas. Se estableció el "Día de la solidaridad y reflexión sobre desastres naturales" para recordar la importancia de la prevención y la solidaridad ante eventos catastróficos. La reconstrucción demandó años de esfuerzo y llevó a la creación del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres en Perú como legado de la tragedia.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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El 31 de mayo de cada año, los peruanos recuerdan con pesar uno de los capítulos más oscuros de su historia, el terremoto de Áncash de 1970, que se ha erigido como la mayor catástrofe natural en la memoria colectiva del país. Este viernes se conmemoran 54 años de un evento que dejó una profunda huella en la nación y cuyas consecuencias aún resuenan en la sociedad peruana. Ese fatídico día, a las 3:23 de la tarde, un potente terremoto sacudió la ciudad de Huaraz, capital del departamento de Áncash, desatando una devastación sin precedentes. El 80% de las viviendas en la ciudad colapsaron, y las consecuencias se extendieron por diversos puntos del país. Sin embargo, el mayor golpe lo recibió Yungay, una ciudad que quedó sepultada por un alud desencadenado por el desprendimiento de una cornisa de hielo del nevado Huascarán, cobrándose la vida de 20,000 habitantes en cuestión de minutos. Las cifras de la tragedia son estremecedoras: se estima que alrededor de 70,000 personas perdieron la vida como resultado de este terremoto, que liberó una energía equivalente a 27,000 bombas atómicas, según el Instituto Geofísico del Perú. Esta catástrofe se posiciona como la mayor en la historia del país y de Latinoamérica, por la cantidad de vidas perdidas y el impacto devastador en la sociedad y la infraestructura nacional. Para honrar la memoria de las víctimas y reflexionar sobre los desastres naturales, el 31 de mayo se ha establecido como el "Día de la solidaridad y de la reflexión sobre los desastres naturales" en el Perú. Este día invita a la población a recordar la importancia de la prevención y la solidaridad ante eventos catastróficos como el vivido en 1970. El impacto socioeconómico del terremoto de 1970 fue igualmente devastador. La infraestructura del país sufrió daños significativos, con carreteras, puentes y edificios colapsados, dejando a comunidades aisladas y con dificultades para acceder a servicios básicos. La reconstrucción y recuperación demandaron años de esfuerzo y una inversión considerable por parte del Estado. El deslizamiento de tierra en Yungay, donde la ciudad fue arrasada en cuestión de minutos, se convirtió en un símbolo de la tragedia. Las imágenes de la destrucción y los testimonios de los sobrevivientes conmocionaron al mundo entero y pusieron de manifiesto la fragilidad de la vida ante la furia de la naturaleza. Hoy, en el lugar donde antes se alzaba Yungay, solo quedan pobladores, un cementerio en la parte alta del pueblo y cuatro palmeras. Como tributo a las víctimas, se erigió la imagen de un Cristo Redentor con las manos extendidas, recordando a los visitantes la tragedia que marcó la historia de la región de Áncash de manera indeleble. Debido a la magnitud de la tragedia en Yungay, se impulsó la creación del Sistema Nacional de Defensa Civil en Perú, hoy conocido como el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, con el objetivo de prevenir y responder de manera eficaz a futuros desastres naturales. Este sistema se erige como un legado de la catástrofe de 1970, un recordatorio constante de la importancia de estar preparados frente a la furia de la naturaleza y de la solidaridad como herramienta fundamental en tiempos de crisis.
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