Recordando el Catastrófico Terremoto del Viernes Santo de 1964

Recordando el Catastrófico Terremoto del Viernes Santo de 1964

El terremoto del Viernes Santo de 1964 en Alaska, un desastre de magnitud 9.2, dejó un rastro de destrucción, cobrando 131 vidas y remodelando el paisaje de la región.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

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El impacto devastador del terremoto del Viernes Santo que golpeó Alaska el 27 de marzo de 1964, permanece grabado en la historia como uno de los terremotos más poderosos jamás registrados. El terremoto, con una magnitud de 9.2, sacudió el centro-sur de Alaska durante increíbles 4 minutos y 38 segundos, dejando a su paso un rastro de destrucción y pérdida. Las secuelas del terremoto fueron catastróficas, con grietas en el suelo, estructuras colapsadas y olas de tsunami masivas causando estragos en toda la región. La ciudad de Anchorage sufrió una gran parte del desastre, ya que edificios, hogares e infraestructuras se desmoronaron bajo la inmensa fuerza de la naturaleza. Los efectos del terremoto se sintieron lejos y ancho, con áreas cercanas a Kodiak elevadas permanentemente en 30 pies, mientras que otras regiones experimentaron una drástica subsidencia, requiriendo esfuerzos de reconstrucción extensos. Trágicamente, el terremoto se cobró la vida de 131 personas, con el Puerto de Valdez presenciando un masivo deslizamiento submarino que resultó en la muerte de 32 individuos. Los tsunamis subsiguientes causaron más devastación, afectando a comunidades a lo largo de la costa de Alaska y llegando hasta la Columbia Británica, Washington, Oregón, California, e incluso Hawái y Japón. La escala pura del desastre se ejemplificó con la ola de tsunami más grande registrada en Shop Bay, Alaska, alcanzando los 220 pies. Tras el terremoto, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos lideró los esfuerzos de reconstrucción, invirtiendo millones de dólares en reconstruir carreteras, remover escombros y revitalizar comunidades devastadas. El establecimiento del Centro de Alerta de Tsunamis de la Costa Oeste y Alaska subrayó la necesidad de mejorar los mecanismos de preparación y respuesta ante desastres. A medida que se acerca el 60 aniversario del terremoto del Viernes Santo, sirve como un recordatorio sombrío del poder y la imprevisibilidad de la naturaleza. La resiliencia y determinación del pueblo de Alaska frente a una tragedia tan monumental son un testimonio de la capacidad del espíritu humano para superar la adversidad y reconstruir en medio de la devastación.
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