Caídas en ancianos: un nuevo factor de riesgo para el alzhéimer y demencias

Caídas en ancianos: un nuevo factor de riesgo para el alzhéimer y demencias

Los traumatismos por una caída se relacionan con un riesgo de demencia o alzhéimer hasta un 20% mayor que las heridas por otras causas en las personas mayores.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Salud 08.10.2024

La preocupación por el alzhéimer y otras formas de demencia sigue creciendo a medida que la población envejece, y una nueva investigación ha revelado un factor de riesgo significativo que merece atención. Según un estudio publicado en JAMA Network Open, las caídas en adultos mayores no solo son un accidente común, sino que también están relacionadas con un aumento del riesgo de desarrollar demencia, incluidas formas más severas como el alzhéimer. Este hallazgo se basa en un análisis exhaustivo de datos de más de dos millones de personas mayores que sufrieron lesiones traumáticas.


Los resultados del estudio son preocupantes: más de un 10% de los adultos mayores que experimentaron lesiones traumáticas fueron diagnosticados con alguna forma de demencia en el año siguiente al incidente. Lo que destaca es que aquellos que sufrieron caídas tenían un riesgo incrementado de hasta un 21% en comparación con quienes se lesionaron por otras causas. Este punto resalta la gravedad del problema, especialmente en una población que, como la de España, enfrenta un creciente número de casos de enfermedades neurodegenerativas.


La edad media de los pacientes que sufrieron caídas fue de 78 años, con una notable predominancia de mujeres en el grupo estudiado. Esto sugiere que las mujeres mayores podrían estar particularmente en riesgo, lo que llama a la necesidad de una atención más especializada en esta población. La combinación de la fragilidad física con la progresión de enfermedades neurodegenerativas podría ser una fórmula peligrosa, que requiere una acción proactiva por parte de los sistemas de salud pública.


El vínculo entre las caídas y el alzhéimer podría estar relacionado con el daño físico que estas lesiones infligen en el cerebro. A medida que las células cerebrales mueren progresivamente en condiciones como el alzhéimer, las lesiones craneoencefálicas pueden empeorar esta situación, contribuyendo a un deterioro cognitivo más acelerado. De hecho, estudios anteriores han demostrado que ciertos tipos de traumatismos repetitivos en la cabeza, como los que se observan en deportes de contacto, aumentan el riesgo de demencias en etapas posteriores de la vida.


Sin embargo, la relación entre las caídas y el alzhéimer no es unidireccional. Como señala el estudio, la pérdida de habilidades motoras es un síntoma común de esta enfermedad, lo que podría hacer que los pacientes sean más propensos a sufrir caídas. Esta bidireccionalidad en la relación entre lesiones y deterioro cognitivo es clave, pues podría complicar el diagnóstico y la identificación de intervenciones preventivas adecuadas.


A pesar de la falta de evidencia concluyente sobre la causalidad, los hallazgos de este estudio ofrecen una nueva perspectiva sobre un factor de riesgo que puede ser utilizado para identificar a aquellos que están en mayor peligro de desarrollar demencia. La identificación temprana del riesgo podría ser crucial para implementar estrategias que ayuden a prevenir caídas, mejorar la seguridad y, potencialmente, disminuir el riesgo de diagnósticos de demencia en el futuro.


En este contexto, es fundamental que los profesionales de la salud y los cuidadores estén informados sobre estos hallazgos. La implementación de programas de prevención de caídas, que incluyan ejercicios de equilibrio y estrategias para la modificación del entorno del hogar, puede ser vital para proteger a los adultos mayores de lesiones y, por ende, de un posible deterioro cognitivo.


La concienciación pública sobre este tema también es esencial. Las campañas informativas que adviertan sobre los riesgos asociados a las caídas y la importancia del monitoreo cognitivo podrían ayudar a reducir el impacto del alzhéimer en la sociedad. La educación y la prevención son herramientas clave en la lucha contra esta devastadora enfermedad.


En conclusión, la relación entre las caídas y el alzhéimer representa un nuevo horizonte en la investigación sobre la demencia. Aunque aún se requieren más estudios para establecer la causalidad, no cabe duda de que la prevención de caídas debería ser una prioridad en el cuidado de los adultos mayores, no solo para proteger su salud física, sino también para preservar su bienestar cognitivo a largo plazo.

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