La población envejecida de Japón expone su vulnerabilidad ante desastres naturales: las lecciones del terremoto de Noto resaltan la necesidad urgente de tomar medidas.
La población envejecida de Japón está exacerbando la vulnerabilidad de sus ciudadanos ante los desastres naturales, como lo demuestra el reciente terremoto de Noto. A pesar de ser líder en tecnologías antisísmicas y medidas de prevención de desastres, el país enfrenta desafíos socioeconómicos debido a su población en rápido envejecimiento. Las personas mayores son particularmente susceptibles a los efectos devastadores de los desastres, tanto física como mentalmente. El aislamiento y vivir solos son problemas comunes entre los ancianos, lo que hace que sean menos propensos a buscar ayuda en situaciones de emergencia. Además, su limitada alfabetización tecnológica los pone en riesgo de perder advertencias importantes tempranamente. Los responsables de formular políticas deben abordar estas preocupaciones para garantizar la seguridad y la resiliencia de la población frente a futuros desastres.
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La población envejecida de Japón está aumentando la vulnerabilidad de sus ciudadanos a los desastres naturales, como se destacó recientemente en el terremoto de Noto. Japón ha sido durante mucho tiempo propenso a desastres violentos como terremotos, tsunamis y tifones. El país ha desarrollado tecnologías antisísmicas y medidas de prevención de desastres, lo que lo convierte en líder en el campo. Sin embargo, el rápido envejecimiento de la población está creando problemas socioeconómicos y aumentando la vulnerabilidad a los desastres naturales.
Los ciudadanos de edad avanzada se ven particularmente afectados por los desastres, como se vio en las secuelas del terremoto y tsunami de la región de Tohoku en 2011. Físicamente, son más propensos a sufrir lesiones graves debido a su frágil salud. Además, las personas mayores requieren más ayuda durante los procedimientos de evacuación, lo que puede aumentar los niveles de estrés y afectar negativamente su recuperación. Las condiciones de los centros de evacuación pueden ser especialmente difíciles para los ancianos, lo que ha llevado a informes de muertes en Noto.
El aislamiento y la vida solitaria son problemas comunes entre los ancianos en Japón, lo que hace que sean menos propensos a pedir ayuda después de un desastre. La falta de lazos sociales y sistemas de apoyo complica aún más los esfuerzos de recuperación posterior al desastre. Además, los ancianos pueden no ser tan hábiles con la tecnología como otros segmentos de la población, lo que los hace susceptibles a perder las primeras advertencias de desastres naturales. El acceso a tecnologías como las advertencias de difusión celular puede ser crucial para salvar vidas durante emergencias.
El impacto de la población envejecida en la mitigación de desastres es una preocupación creciente para los formuladores de políticas. No solo afecta a la economía, sino que también plantea desafíos para garantizar la seguridad y la resiliencia de la población. El terremoto de Noto sirve como una advertencia de futuros problemas que deben abordarse en la gobernanza de desastres.