El cambio climático amenaza las elecciones de 2024: los funcionarios deben prepararse para la interrupción.
A medida que el cambio climático se convierte en una preocupación cada vez más urgente, es imperativo que los funcionarios electorales y los votantes en los Estados Unidos se preparen para las posibles interrupciones que podría causar en las elecciones de 2024. La Comisión Federal de Asistencia Electoral enfatiza la necesidad de planificar para una variedad de desastres, incluyendo huracanes, sequías, terremotos e incendios forestales. El impacto del cambio climático en las elecciones puede ser extenso, ya que los desastres naturales afectan grandes áreas geográficas simultáneamente. Los funcionarios electorales deben estar preparados para llegar a los votantes desplazados y garantizar medios alternativos para votar. Los gobernadores, las legislaturas estatales y el Congreso deben colaborar para desarrollar planes integrales y asignar recursos para proteger el proceso democrático de los efectos del cambio climático.
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A medida que la amenaza del cambio climático se vuelve más grande, es crucial que los funcionarios electorales y los votantes estadounidenses se preparen para la posible interrupción que podría causar en las elecciones de 2024. Si bien muchas oficinas electorales estatales y locales tienen planes de contingencia para diversas interrupciones, la creciente intensidad y frecuencia de los desastres naturales plantean un desafío significativo. La Comisión Federal de Asistencia Electoral destaca la necesidad de planificar para una variedad de desastres, incluyendo huracanes, sequías, terremotos e incendios forestales.
El impacto del cambio climático en las elecciones puede ser generalizado, ya que los desastres pueden afectar vastas áreas geográficas simultáneamente. Por ejemplo, los incendios forestales en el oeste y los huracanes en la costa este podrían crear una situación desafiante para los funcionarios electorales. No es suficiente confiar en centros de votación alternativos en situaciones como estas. Los funcionarios deben estar preparados para comunicarse con los votantes que han sido desplazados a otras partes del estado o incluso a través del país. La magnitud de la devastación causada por los desastres naturales no siempre es fácil de anticipar, lo que requiere una planificación más amplia que aborde la preservación de los procesos democráticos.
Los gobernadores y las legislaturas estatales deben revisar y modificar los poderes de emergencia para responder eficazmente a los desastres. La colaboración entre los gobernadores y los directores de elecciones, con énfasis en el acuerdo bipartidista, es esencial. Los estados también deben examinar sus políticas sobre votación anticipada y boletas por correo para garantizar que haya medios alternativos suficientes para que los votantes emitan sus votos. Sin planes sólidos en marcha, los funcionarios electorales pueden tener dificultades para comunicarse con los votantes desplazados y correr el riesgo de desfavorecer inadvertidamente a las poblaciones vulnerables.
El Congreso también puede desempeñar un papel asignando fondos de la Ley de Ayuda para América a Votar para fortalecer la capacidad de los estados para responder a los desastres. Esto podría implicar establecer contratos de contingencia para reimprimir y distribuir boletas, adquirir equipo electoral adicional y realizar ejercicios de planificación a través de la Agencia de Ciberseguridad e Infraestructura. A medida que las amenazas a la democracia y las elecciones continúan evolucionando, abordar el creciente número e intensidad de los desastres naturales es crucial para salvaguardar el proceso democrático.
Está claro que el cambio climático representa un riesgo serio para el proceso electoral. Los funcionarios electorales y los legisladores deben trabajar juntos para desarrollar planes integrales y asignar recursos para mitigar las posibles interrupciones causadas por los desastres naturales. Al hacerlo, pueden garantizar la preservación de los principios democráticos y minimizar el impacto en la participación de los votantes, especialmente para las poblaciones vulnerables. El cambio climático requiere acción urgente y prepararse para sus efectos en las elecciones es una parte integral de esa respuesta.