Tragedia golpea durante celebración religiosa en Kaduna: Se plantean preguntas sobre fallos militares y justicia para las víctimas.

Tragedia golpea durante celebración religiosa en Kaduna: Se plantean preguntas sobre fallos militares y justicia para las víctimas.

El reciente ataque aéreo en Kaduna, que trágicamente apuntó a civiles durante una celebración religiosa, ha vuelto a poner de relieve las consecuencias desastrosas de las calamidades causadas por el hombre. El incidente tuvo lugar durante el festival de Maulud Nabiy, una reunión de musulmanes para recitar el Corán y honrar al Profeta Muhammad. Amnistía Internacional informó de un número de víctimas mortales que supera los 120, y la NEMA confirmó el entierro de 85 víctimas. Las historias de los supervivientes son desgarradoras, con una persona luchando por reconocer a sus propios hijos en medio de la devastación. Aunque el gobierno nigeriano expresó su solidaridad con las víctimas y pidió una investigación exhaustiva, muchos criticaron su uso del término "accidente" para describir el incidente, ya que minimiza la gravedad de la tragedia. Igualmente preocupante es el hecho de que la comunidad fue bombardeada dos veces, con el segundo ataque ocurriendo poco después del primero. Testigos corroboraron esta versión, afirmando que estaban tratando de ayudar a los heridos cuando el ejército volvió a atacar. Este incidente ha planteado serias preocupaciones sobre los fracasos del ejército y la inteligencia nigerianos para responder a las crisis de seguridad y a los grupos armados. La creciente dependencia del poder aéreo por parte del ejército ha resultado en un número significativo de víctimas civiles. Muchos argumentan que este enfoque es un intento equivocado de abordar problemas subyacentes de mala gobernanza, corrupción y marginación. El devastador evento en Kaduna una vez más pone de manifiesto el impacto desproporcionado de tales desastres en los empobrecidos, poniendo en duda la equidad y la justicia de estas acciones. A medida que el gobierno nigeriano se compromete a compensar a las víctimas, es crucial recordar

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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El reciente ataque aéreo en Kaduna, que golpeó por error a civiles durante una celebración religiosa, ha vuelto a poner de relieve las devastadoras consecuencias de los desastres causados por el hombre. El incidente ocurrió durante la celebración de Maulud Nabiy, donde los musulmanes se reúnen para recitar el Corán y bendecir al Profeta Muhammad. Amnistía Internacional ha informado de un número de muertos de más de 120, mientras que NEMA ha confirmado el entierro de 85 víctimas. Los supervivientes compartieron aterradoras historias del bombardeo, con una persona que relató cómo apenas podían identificar a sus propios hijos entre la destrucción. El gobierno nigeriano ha emitido un comunicado expresando su solidaridad con las víctimas y solicitando una investigación completa sobre el incidente. Sin embargo, el uso de la palabra "incidente" en el comunicado ha sido criticado, ya que minimiza la gravedad de la tragedia. Lo que es aún más alarmante es que la comunidad fue bombardeada dos veces, con el segundo ataque ocurriendo minutos después del primero. Testigos han corroborado este relato, afirmando que estaban tratando de ayudar a los heridos cuando el ejército bombardeó nuevamente el área. Este incidente ha generado preocupaciones sobre los fallos militares e de inteligencia en Nigeria, especialmente en su respuesta a las crisis de seguridad y a los grupos armados. El ejército nigeriano ha recurrido cada vez más al poder aéreo para combatir estos problemas, lo que ha resultado en un alto número de víctimas civiles. Muchos creen que este enfoque es una solución equivocada a los problemas subyacentes de mala gobernanza, corrupción y marginación. La tragedia en Kaduna vuelve a poner de manifiesto el impacto desproporcionado de tales desastres en los pobres, planteando preguntas sobre la equidad y la justicia de estas acciones. Mientras el gobierno nigeriano promete compensación para las víctimas, es importante recordar que esto no es un favor, sino una obligación legal. Las familias afectadas merecen justicia y quienes sean responsables de este desastre deben rendir cuentas. Que las almas de los fallecidos descansen en paz y que la verdad sea revelada. ¡Doble Ameen!
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