La Fundación de Derechos Humanos lanza el Monitor de CBDC: Monitoreando el impacto en las libertades civiles y los derechos humanos bajo regímenes autoritarios.

La Fundación de Derechos Humanos lanza el Monitor de CBDC: Monitoreando el impacto en las libertades civiles y los derechos humanos bajo regímenes autoritarios.

La Fundación de Derechos Humanos (HRF) ha presentado un rastreador de monedas digitales para seguir de cerca el progreso de las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC) en todo el mundo. Este rastreador, a diferencia de otros, se centra específicamente en cómo las CBDC afectan las libertades civiles y los derechos humanos en regímenes autoritarios. Según la investigación de HRF, 119 de los 193 gobiernos están actualmente explorando, probando o implementando CBDC, con un 46% de la población mundial que reside bajo gobiernos autocráticos experimentando con estas monedas digitales. Sin embargo, las CBDC no han tenido mucho éxito, incluso en países autocráticos. Nigeria, por ejemplo, limitó los retiros de efectivo para fomentar el uso de su CBDC, lo que llevó a los ciudadanos a protestar por la escasez de efectivo. Después de un año de restringir los pagos alternativos, la adopción de CBDC en Nigeria solo alcanzó al 6% de la población. La limitada adopción se puede atribuir a la prevalencia de las transacciones electrónicas en los países desarrollados, lo que hace que las CBDC sean menos atractivas. Además, en naciones autocráticas, la desconfianza en el gobierno juega un papel en la reticencia de las personas a aceptar una CBDC vinculada directamente al gobierno central. Sin embargo, los gobiernos de todo el mundo se apresuran a adoptar CBDC debido al temor de quedarse atrás. Sin embargo, las CBDC plantean problemas inherentes, independientemente de si son lanzadas por gobiernos autocráticos o no autocráticos. Otorgan a los bancos centrales un control completo sobre las políticas monetarias y permiten regulaciones estrictas, lo que genera preocupaciones sobre la privacidad y las libertades individuales. En Estados Unidos, donde las transferencias digitales y los sistemas bancarios ya son eficientes, la necesidad de una CBDC es cuestionable. Además, una CBDC erosionaría aún más la privacidad financiera, considerando los amplios poderes de vigilancia y regulación que el gobierno ya posee bajo la Ley de Secreto Bancario. En conclusión, las CBDC son herramientas de control incompatibles con las democracias en funcionamiento. No pueden coexistir con otras formas de moneda y no priorizan el anonimato del usuario. La prisa global por adoptar CBDC exige un examen crítico de sus implicaciones para los derechos humanos y las libertades civiles.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro
Tecnología 15.11.2023
La Fundación de Derechos Humanos (HRF, por sus siglas en inglés) ha lanzado un seguimiento de las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC, por sus siglas en inglés) para monitorear el desarrollo e implementación de las CBDC en todo el mundo. El seguimiento se enfoca de manera única en cómo las CBDCs impactan las libertades civiles y los derechos humanos en regímenes autoritarios. La investigación de la HRF muestra que 119 de los 193 gobiernos están actualmente investigando, realizando pruebas o implementando CBDCs, y que el 46% de la población mundial vive bajo gobiernos autocráticos que experimentan con CBDCs. Las CBDCs han tenido un éxito limitado, incluso en países autocráticos. Nigeria, por ejemplo, restringió los retiros de efectivo para impulsar el uso de su CBDC, lo que llevó a los ciudadanos a protestar por la escasez de efectivo. La adopción de la CBDC en Nigeria solo aumentó al 6% de la población después de un año de restringir los pagos alternativos. Las bajas tasas de adopción se pueden atribuir al hecho de que las transacciones electrónicas ya son comunes en los países desarrollados, lo que hace que las CBDCs sean menos atractivas. Además, la desconfianza en el gobierno en los países autocráticos desalienta a las personas a adoptar una CBDC vinculada directamente al gobierno central. A pesar de estos desafíos, muchos gobiernos en todo el mundo están compitiendo por adoptar CBDCs debido al temor de quedarse atrás. Las CBDCs son inherentemente problemáticas, ya sean lanzadas por gobiernos autocráticos o no autocráticos. Las CBDCs otorgan a los bancos centrales un control absoluto sobre las políticas monetarias y la capacidad de hacer cumplir regulaciones, lo que plantea preocupaciones sobre la privacidad y las libertades individuales. En el contexto estadounidense, donde las transferencias digitales y los sistemas bancarios ya son eficientes, la necesidad de una CBDC es cuestionable. Además, una CBDC erosionaría aún más la privacidad financiera, ya que el gobierno ya tiene amplios poderes de vigilancia y regulación bajo la Ley de Secreto Bancario. En conclusión, las CBDCs son herramientas para implementar el control y son incompatibles con una democracia funcional. No pueden coexistir con instrumentos monetarios alternativos y no están diseñadas para mantener el anonimato del usuario. La prisa por adoptar CBDCs en todo el mundo requiere un examen crítico de sus implicaciones en los derechos humanos y las libertades civiles.
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