WeWork: De prometedora startup al caos de la bancarrota: Cómo el gigante del co-working valorado en $47 mil millones se derrumbó, dejando un rastro de deudas y desorden.
La startup de espacios de coworking, WeWork, ha presentado una solicitud de quiebra bajo el Capítulo 11 después de que sus acciones cayeran a 84 centavos por acción, valorando la compañía en $44.5 millones. WeWork está cargada con $18.6 mil millones en deudas y se informa que debe casi $100 millones en alquileres impagos y honorarios por terminación de contratos de arrendamiento. La caída de la compañía comenzó con un fallido archivo para una oferta pública inicial, que reveló posibles conflictos de interés, incluyendo que el ex CEO Adam Neumann vendió los derechos de la palabra "We" por $6 millones. Neumann ha renunciado desde entonces, pero sigue involucrado en la industria inmobiliaria con su nueva startup, Flow. La solicitud de quiebra de WeWork se limita a Estados Unidos y Canadá, pero los impactos se sienten en todo el mundo, marcando una saga significativa en el mundo empresarial.
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar
asesoramiento y
gestión comercial en el ámbito de seguros y
reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En un giro impactante de los acontecimientos, WeWork, la startup de espacios de coworking que en su momento prometía mucho, ha presentado una solicitud de quiebra bajo el Capítulo 11. Esto sucede después de que sus acciones cayeran a tan solo 84 centavos por acción, lo que resultó en una valoración de 44.5 millones de dólares. Con activos valorados en 15 mil millones de dólares y una deuda asombrosa de 18.6 mil millones de dólares, WeWork se encuentra en una situación financiera desesperada.
Para empeorar las cosas, se informa que la compañía debe casi 100 millones de dólares en alquileres impagos y honorarios por terminación de contratos de arrendamiento a varias empresas inmobiliarias y propietarios de bienes raíces. La caída de WeWork comenzó con el fracaso de la presentación de su oferta pública inicial (IPO, por sus siglas en inglés), que reveló detalles alarmantes sobre posibles conflictos de interés. El ex CEO Adam Neumann, quien desde entonces ha renunciado, fue criticado por vender los derechos sobre la palabra "We" a la compañía por una suma considerable de 6 millones de dólares, solo para devolver finalmente el dinero.
Aunque Neumann expresó su decepción al ver la caída de WeWork, sigue involucrado en la industria inmobiliaria con su nueva startup llamada Flow. Con una inversión de 350 millones de dólares de la firma de capital de riesgo Andreessen Horowitz, Flow tiene como objetivo desarrollar software de gestión inmobiliaria e incluso lanzar una billetera digital que pueda almacenar varias monedas, incluyendo criptomonedas.
La solicitud de quiebra de WeWork se limita a sus espacios en Estados Unidos y Canadá, pero los efectos se sienten en las 777 ubicaciones que opera en 39 países. Esto está muy lejos de la valoración máxima privada de la compañía de 47 mil millones de dólares en enero de 2019. A medida que el polvo se asienta, queda claro que el rápido ascenso y posterior caída de WeWork pasará a la historia como una de las sagas más destacadas en el mundo de los negocios.