Fondos de Desastre: Dejando de lado la política por la protección de las personas - Lecciones de Japón, Noruega, China, Estados Unidos y Canadá.
En un mundo lleno de convulsiones políticas, es refrescante ver fondos de desastre que realmente hacen su trabajo. Estos fondos, diseñados para ayudar a los países a recuperarse de desastres naturales, están demostrando ser efectivos para garantizar el bienestar de los ciudadanos, independientemente de su afiliación política.
Tomemos como ejemplo a Japón. Conocido por su exposición a terremotos y tsunamis, el país ha invertido miles de millones de dólares en una gestión integral del riesgo de desastres. Cuentan con fondos dedicados a la respuesta de emergencia, recuperación, mitigación y prevención, incluso recursos en el extranjero en caso de asistencia externa. El compromiso de Japón con la gestión de desastres es reconocido a nivel mundial, con constantes esfuerzos por mejorar sus sistemas.
Noruega, conocida por su avanzado sistema de salud, también tiene un impresionante sistema de prevención y gestión de desastres. Su sistema de compensación por riesgo natural no solo cubre pérdidas, sino que también realiza investigaciones y estudios para reducir riesgos futuros. Es una política estatal que trasciende los debates políticos, con una capitalización de más de $100 mil millones desde 1929.
China, con su gran población, comprende la importancia de los fondos de desastre. Tienen varios fondos dedicados a diferentes tipos de desastres, como terremotos, tifones y sequías. Estos fondos, que se estiman en miles de millones de dólares, se han convertido en una política estatal que trasciende gobiernos y generaciones.
Más cerca de casa, Estados Unidos cuenta con FEMA, la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, responsable de proteger a la población contra todo tipo de riesgos y desastres. FEMA cuenta con sus propios recursos y disponibilidad ilimitada de fondos en caso de un desastre. Tanto los gobiernos demócratas como los republicanos han respetado las tareas y recomendaciones de FEMA desde su establecimiento en 1979.
Canadá también tiene su propia agencia, Seguridad Pública Canadá, que aborda temas de gestión de emergencias y seguridad pública. Tiene el poder de obligar tanto a los gobiernos estatales como federales a actuar en caso de emergencia, manteniéndose enfocada en su misión y alejada de los debates políticos.
Estos ejemplos destacan el éxito de los fondos de desastre cuando se tratan como herramientas independientes de política pública. México, un país vulnerable a los desastres naturales, podría beneficiarse de un enfoque similar. Priorizar la seguridad y el bienestar
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Echemos un vistazo a algunos de los fondos de desastre alrededor del mundo que realmente cumplen su función. Estos fondos están diseñados para ayudar a los países a recuperarse de desastres naturales y garantizar el bienestar de sus ciudadanos, independientemente de su afiliación política.
Japón, conocido por su exposición a terremotos y tsunamis, tiene una política integral de gestión de riesgos de desastres. El país ha invertido miles de millones de dólares en fondos dedicados a la respuesta de emergencia, recuperación, mitigación y prevención. Incluso cuentan con recursos en el extranjero en caso de que necesiten asistencia externa. El compromiso de Japón con la gestión de desastres es reconocido a nivel mundial y constantemente trabajan para mejorar sus sistemas.
Noruega, conocida por su avanzado sistema de salud, también tiene un impresionante sistema de prevención y gestión de desastres. Su sistema de compensación de riesgos naturales no solo cubre pérdidas, sino que también realiza investigaciones y estudios para reducir riesgos futuros. El fondo existe desde 1929 y tiene una capitalización de más de $100 mil millones. Es una política estatal que trasciende los debates políticos.
En China, los fondos de desastre son cruciales para proteger a su gran población de los constantes desastres naturales a los que se enfrentan. El gobierno tiene varios fondos dedicados a diferentes tipos de desastres, como terremotos, tifones y sequías. Estos fondos, estimados en miles de millones de dólares, se han convertido en una política estatal que trasciende gobiernos y generaciones.
Acercándonos más a casa, Estados Unidos cuenta con FEMA, la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, que es responsable de proteger a la población contra todo tipo de riesgos y desastres. Tiene sus propios recursos y disponibilidad ilimitada de fondos en caso de un desastre. FEMA ha mantenido su apoliticidad desde su establecimiento en 1979, siendo respetada por los gobiernos tanto demócratas como republicanos en sus tareas y recomendaciones.
Canadá también tiene su propia agencia, Seguridad Pública Canadá, creada en 2003 para abordar los problemas de gestión de emergencias y seguridad pública. Tiene el poder de obligar tanto a gobiernos estatales como federales a actuar en caso de una emergencia. Ha logrado mantenerse al margen de los debates políticos y se mantiene enfocada en su misión.
Estos ejemplos demuestran que los fondos de desastre pueden tener éxito cuando se tratan como herramientas de política pública, independientes de los debates políticos. México, con su vulnerabilidad a los desastres naturales, podría beneficiarse de implementar un enfoque similar. El país necesita priorizar la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos y establecer un fondo de desastre que trascienda los gobiernos. Es hora de dejar de lado la política y centrarse en proteger a las personas.