La lucha de Nepal con la gestión de desastres: Un llamado para superar la burocracia y empoderar a los gobiernos locales. ¡Es hora de que Nepal asuma el control!
Nepal ha sido golpeado una vez más por otro terremoto importante, recordándonos la vulnerabilidad del país ante los desastres naturales. Con una magnitud de 6.4, el reciente terremoto afectó gravemente a los distritos de Jajarkot y Rukum West. Trágicamente, se han reportado 153 víctimas mortales, numerosas lesiones y cientos de miles de personas sin hogar. El terreno desafiante y la falta de infraestructura han dificultado los esfuerzos de rescate y ayuda, empeorando la situación. Este desastre ha expuesto el problema de larga data de Nepal con un mecanismo de respuesta a desastres deficiente. Las operaciones de emergencia existentes están mal equipadas y sufren de confusión burocrática. Además, el fracaso de la Autoridad Nacional de Reconstrucción, que se suponía que reconstruiría después del terremoto de 2015, resalta la falta de mecanismos institucionales. Sin embargo, vale la pena reconocer la resiliencia de los gobiernos locales, que se han hecho cargo de las labores de búsqueda, rescate y ayuda. En el futuro, Nepal debe apoyar y empoderar a estos ejecutivos a nivel local para desarrollar prácticas de gestión de desastres sostenibles, ya que depender únicamente de la asistencia externa no es una solución a largo plazo. Es hora de que Nepal tome el control y construya un sistema que pueda resistir cualquier tormenta.
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Bueno, gente, parece que Nepal una vez más se enfrenta a la dura realidad de su vulnerabilidad ante los desastres naturales. Justo cuando el país aún se estaba recuperando de los devastadores terremotos de 2015, un terremoto de magnitud 6.4 golpeó Jajarkot el viernes por la noche. Y déjenme decirles, golpeó fuerte. Los informes indican 153 víctimas mortales, con muchos más heridos y cientos de miles de personas sin hogar en los distritos de Jajarkot y Rukum West. El terreno montañoso accidentado y la falta de infraestructura han dificultado enormemente los esfuerzos de rescate y ayuda, ya que el hospital más cercano se encuentra a seis horas en coche. Hablamos de estar en una situación difícil.
Pero aquí está el asunto, gente: este no es un problema nuevo. Nepal ha luchado durante mucho tiempo con un mecanismo de respuesta ante desastres deficiente. Las operaciones de emergencia existentes están mal equipadas y sufren de mandatos superpuestos. Es un desastre burocrático, por decirlo suavemente. Y no olvidemos las promesas incumplidas de la Autoridad Nacional de Reconstrucción, que se suponía que iba a "reconstruir mejor" después del terremoto de 2015 pero se disolvió sin cumplir sus objetivos. La falta de mecanismos institucionales y procesos definidos frente a los desastres es un problema evidente que debe abordarse.
Ahora, no quiero ser todo pesimismo aquí, pero está claro que Nepal necesita mejorar su gestión de desastres. Lo positivo de todo esto es que los gobiernos locales han demostrado su valía ante la adversidad. El poder descentralizado que se les ha otorgado a través del federalismo les ha permitido encargarse de las labores de búsqueda, rescate y ayuda, y han hecho un trabajo encomiable. Son estos ejecutivos y funcionarios a nivel local los que deben ser apoyados y empoderados para hacer que nuestras prácticas de gestión de desastres sean sostenibles. No podemos depender de la ayuda externa para siempre, gente. Es hora de que Nepal tome el control y construya un sistema que pueda resistir cualquier tormenta.