"Acapulco quedó en ruinas: la devastación del huracán Otis se atribuye al calentamiento global, el gobierno enfrenta críticas"
Acapulco, México, está en ruinas después de que el huracán Otis arrasara la ciudad, tomando por sorpresa a pronosticadores y autoridades. Los científicos climáticos culpan a la destrucción del calentamiento global, citando el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. La tormenta golpeó durante la noche, transformando el puerto y la ciudad turística que solían estar llenos de actividad en una zona de guerra. La devastación ha afectado duramente a toda la población, especialmente a los residentes más pobres que perdieron sus hogares y medios de vida. La respuesta del gobierno ha sido duramente criticada por su falta de apoyo y la actitud despectiva del presidente AMLO hacia la crisis. La falta de preparación y respuesta ha generado preocupaciones sobre la capacidad del gobierno para manejar este tipo de desastres. Los meteorólogos se sorprendieron por la rápida intensificación de Otis, lo cual destaca la necesidad de abordar el cambio climático y su impacto en las comunidades vulnerables.
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Acapulco, México ha quedado en ruinas después de que un huracán de categoría 5 arrasara la ciudad, tomando por sorpresa a los pronosticadores y autoridades. La devastación causada por el huracán Otis se atribuye a los efectos del calentamiento global, con científicos del clima señalando las emisiones de gases de efecto invernadero en rápido aumento como la causa probable. La tormenta tocó tierra en Acapulco en medio de la noche, dejando al puerto y ciudad turística una vez vibrante como una zona de guerra. La destrucción ha afectado a toda la población, especialmente a los residentes más pobres, quienes han perdido sus hogares y medios de vida.
La respuesta del gobierno a la crisis ha sido criticada por su insensibilidad y falta de apoyo. El presidente Andrés Manuel López Obrador, conocido como AMLO, ha minimizado la gravedad de la situación, declarando que no hubo muchas muertes a pesar de un aumento en el número de fallecidos. La ayuda de grupos externos y donantes privados fue activamente impedida de llegar a Acapulco, dejando a la población sin suministros esenciales. La falta de preparación y respuesta al huracán ha planteado preguntas sobre la capacidad del gobierno para manejar este tipo de desastres.
Los meteorólogos se sorprendieron por la rápida intensificación del huracán Otis, que pasó de ser una tormenta tropical a un huracán de categoría 5 en 12 horas. La falta de boyas oceánicas y radares en el Pacífico Este dificultó que los pronosticadores pudieran predecir con precisión la intensidad de la tormenta. Se cree que el cambio climático y las temperaturas cálidas del océano son factores contribuyentes a la creciente fuerza de los huracanes en la región. La devastación en Acapulco sirve como recordatorio de la necesidad urgente de abordar las causas subyacentes del cambio climático y su impacto en las comunidades vulnerables.