Huracán Otis y la tendencia aterradora: el cambio climático alimenta la rápida intensificación de las tormentas, dejando a los pronosticadores y comunidades en la oscuridad.
El huracán Otis, una mortal tormenta de categoría 5, causó estragos en la popular ciudad mexicana de Acapulco, dejando a su paso una enorme destrucción y daños estimados en $15 mil millones. Los científicos están alarmados por la rápida intensificación del huracán, la cual atribuyen al cambio climático. En tan solo 24 horas, Otis pasó de ser una tormenta tropical a un huracán de categoría 5, tomando desprevenidos a los pronosticadores y creando un "escenario de pesadilla". Esta tendencia de intensificación es una clara señal del cambio climático antropogénico, con los océanos cálidos proporcionando las condiciones ideales para que las tormentas se fortalezcan rápidamente. Las consecuencias incluyen un mayor riesgo de fatalidades y un desafío para los pronosticadores en emitir advertencias oportunas. Un estudio reciente también reveló que las tormentas tropicales del Atlántico se han intensificado a un ritmo más rápido en los últimos años. Se requiere una acción urgente para abordar las causas subyacentes del cambio climático y mitigar su impacto antes de que el poder destructivo de estas tormentas se vuelva aún más catastrófico.
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El huracán Otis, una mortal tormenta de categoría 5, recientemente azotó la popular ciudad mexicana de Acapulco, dejando a su paso un rastro de destrucción y daños estimados en 15 mil millones de dólares. Sin embargo, lo que preocupa especialmente a los científicos es la rápida intensificación del huracán, a la cual atribuyen al cambio climático. En tan solo 24 horas, Otis pasó de ser una tormenta tropical a un huracán de categoría 5, tomando desprevenidos a los pronosticadores y creando un "escenario de pesadilla" para la región.
La intensificación exacerbada de los huracanes es un claro síntoma del cambio climático antropogénico, según los expertos. El calentamiento de los océanos, causado por el cambio climático, brinda las condiciones perfectas para que estas tormentas se fortalezcan rápidamente. Esto ha llevado a un aumento en la frecuencia de huracanes que se vuelven más poderosos en menos tiempo, lo que dificulta que los pronosticadores rastreen con precisión su trayectoria y emitan advertencias y órdenes de evacuación a tiempo. Como resultado, el riesgo de fatalidades durante estos eventos climáticos extremos es significativamente mayor.
Esta tendencia alarmante no se limita al huracán Otis. Un estudio reciente publicado en Nature reveló que las tormentas tropicales del Atlántico entre 2001 y 2020, incluyendo huracanes como Sandy, Harvey, Ida e Ian, se han intensificado a un ritmo más rápido. El estudio encontró que estas tormentas se han fortalecido casi un 29% más rápido en promedio, y el número de tormentas que pasaron de ser de categoría 1 o más débiles a categoría 3 o más fuertes en solo 36 horas se duplicó en el mismo período. Con el aumento continuo de las temperaturas globales, la posibilidad de huracanes aún más fuertes y destructivos se convierte en una realidad.
A medida que el mundo lucha con los efectos del cambio climático, es crucial abordar las causas subyacentes y trabajar para mitigar su impacto. El calentamiento de los océanos, en particular, representa una amenaza significativa, ya que alimenta la intensificación de los ciclones tropicales. La urgencia de tomar medidas es evidente, ya que las consecuencias de la inacción ya se están sintiendo en forma de huracanes devastadores como Otis. El momento de actuar es ahora, antes de que el poder destructivo de estas tormentas se vuelva aún más extendido y catastrófico.