
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Los desastres naturales son una amenaza siempre presente para la industria inmobiliaria, un hecho que se ilustra de manera contundente con los recientes incendios forestales catastróficos en Los Ángeles. Estos incendios cobraron vidas, destruyeron hogares y causaron miles de millones de dólares en daños, subrayando la urgente necesidad de que los propietarios y desarrolladores de propiedades reconsideren sus estrategias de preparación para desastres. Los incendios forestales en Los Ángeles se han vuelto más largos e intensos, en gran parte debido al cambio climático, creando inmensos desafíos tanto para los residentes como para el sector inmobiliario. Las consecuencias vieron barrios enteros arrasados, primas de seguros disparadas y un número creciente de partes interesadas cuestionando la viabilidad de reconstruir en zonas de alto riesgo. Este riesgo creciente no se limita a los Estados Unidos; más bien, la frecuencia y gravedad de los desastres naturales—huracanes, inundaciones e incendios forestales—han aumentado a nivel global en los últimos años. En 2024, se estimó que los desastres naturales causaron unos asombrosos Sh41.44 billones ($320 mil millones) en daños en todo el mundo, un aumento significativo con respecto a Sh34.31 billones ($268 mil millones) en 2023. De este daño, Sh18.13 billones ($140 mil millones) estaban asegurados, reflejando un aumento respecto a Sh13.72 billones ($106 mil millones) el año anterior. Países como Kenia también han sentido el impacto de estos desastres. La Autoridad Nacional de Gestión de Desastres de Kenia (NDMA) informó de daños severos a la propiedad y la infraestructura en centros urbanos como Nairobi, Kisumu y Mombasa debido a inundaciones, interrumpiendo proyectos de vivienda y reduciendo los valores de las propiedades en áreas bajas. Los deslizamientos de tierra, provocados por fuertes lluvias en regiones como Murang'a y Elgeyo Marakwet, han destruido o dañado gravemente más de 1,200 unidades de vivienda. Además, las sequías prolongadas en regiones áridas y semiáridas exacerban los desafíos inmobiliarios. La reducción del suministro de agua ha llevado a un aumento en los costos de construcción y a retrasos en los proyectos en curso, causando que los valores de la tierra disminuyan. Los desarrolladores en estas áreas ahora enfrentan la realidad de que la construcción requiere más que métodos tradicionales; exige innovación y resiliencia. Un informe reciente del Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW) destacó la magnitud de la crisis, revelando que las lluvias persistentes en abril y mayo de 2024 resultaron en al menos 235 muertes y desplazaron a más de 260,000 personas. En respuesta a estos desafíos apremiantes, el sector inmobiliario de Kenia está recurriendo cada vez más a prácticas de construcción sostenibles para mitigar riesgos. Según Julius Wambugu, director de Jukiwa General Agencies Ltd, los desarrolladores están adoptando técnicas de construcción resistentes a inundaciones. Estos métodos incluyen elevar los cimientos de los edificios y utilizar materiales resistentes al agua como cemento tratado y concreto reforzado. En regiones propensas a sequías, las propiedades están integrando diseños eficientes en el uso del agua, incluyendo sistemas de recolección de agua de lluvia y soluciones de reciclaje de aguas grises. Wambugu enfatiza que estas medidas no solo protegen las propiedades, sino que también promueven la sostenibilidad, una prioridad cada vez más significativa para los compradores e inversores eco-conscientes. Además, los desarrolladores están aprovechando datos críticos del Departamento Meteorológico para tomar decisiones informadas sobre la construcción en áreas sensibles al clima. Wambugu explica que se están tomando medidas proactivas para evaluar posibles amenazas ambientales antes de que comience la construcción, lo que permite a los ingenieros diseñar estructuras que puedan resistir mejor las condiciones climáticas extremas. Para mejorar la resiliencia climática, es importante que los desarrolladores trabajen con ingenieros calificados que proporcionen orientación esencial sobre la integridad estructural. Estos profesionales recomiendan diseños capaces de soportar fuertes lluvias, vientos intensos y sequías prolongadas. Wambugu también señala la importancia de la colaboración entre desarrolladores inmobiliarios, organismos gubernamentales y agencias de gestión de desastres para construir comunidades resilientes a desastres. Esta colaboración implica mejorar los sistemas de drenaje, hacer cumplir las leyes de zonificación para prevenir la construcción en áreas de alto riesgo e invertir en barreras contra inundaciones. A medida que el mundo enfrenta los impactos crecientes del cambio climático, el cambio del sector inmobiliario hacia la sostenibilidad y la resiliencia no es solo una necesidad; es un paso crítico para garantizar que las comunidades se mantengan seguras, protegidas y viables ante los desastres naturales.
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