
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Mundo 13.02.2025
Scarlett Johansson ha hecho sonar la alarma sobre el uso irresponsable de la inteligencia artificial (IA) en medio de la reciente viralización de un video deepfake que la involucra, junto a otras celebridades, en un falso discurso contra el antisemitismo relacionado con Kanye West. La controvertida pieza audiovisual muestra a Johansson vestida de manera provocativa, generando un mensaje que ella misma ha negado. Este incidente ha llevado a la actriz a abogar por una regulación más estricta en la industria de la IA, argumentando que su mal uso puede amplificar discursos de odio de manera alarmante.
En su declaración, Johansson se identificó como una "mujer judía" que no tolera el antisemitismo y que siente que la proliferación de "discurso de odio multiplicado por la IA" representa una amenaza significativa. La atriz enfatizó que la falta de acción frente a este tipo de tecnologías puede llevar a una pérdida del control sobre nuestra realidad colectiva, un riesgo que es tanto ético como social. "Debemos denunciar el mal uso de la IA, sin importar su mensaje", destacó Johansson, subrayando la urgencia de la situación.
El video en cuestión, que fue creado por Ori Bejerano, un autoproclamado experto en IA, ha suscitado un debate más amplio sobre la ética y la regulación de estas tecnologías. La pieza incluye imágenes fabricadas de otras figuras públicas, como Adam Levine y Mila Kunis, y se acompaña de una canción folclórica judía, lo que añade un contexto cultural que complica aún más la discusión sobre su contenido. Esta mezcla de elementos ha generado confusión y preocupación entre los espectadores, quienes pueden no ser capaces de discernir entre lo real y lo fabricado.
Johansson no es nueva en la lucha contra el uso no consensuado de la IA. En 2024, estuvo involucrada en un enfrentamiento legal con OpenAI por el uso de una voz sintética que imitaba la suya en la plataforma ChatGPT. Este contexto personal la convierte en una voz autorizada en la discusión sobre la regulación de la IA y sus implicaciones potencialmente perjudiciales.
La actriz ha instado a los legisladores estadounidenses a priorizar la creación de leyes que limiten el uso de tecnologías de IA que puedan ser perjudiciales. En un momento en que muchos países están empezando a tomar medidas proactivas en este ámbito, Johansson considera que la inacción del gobierno de EE.UU. es preocupante. "Es un asunto bipartidista que afecta enormemente al futuro inmediato de la humanidad", ha declarado, enfatizando la necesidad de un enfoque colaborativo y urgente.
El incidente también ha puesto de relieve cómo las redes sociales pueden amplificar la difusión de mensajes de odio. David Schwimmer, famoso por su papel en "Friends", también se pronunció sobre la situación, pidiendo a Elon Musk que bloquease a West en la plataforma X. Schwimmer argumentó que, aunque no se puede silenciar el discurso de odio, sí se puede limitar su alcance y visibilidad en las redes sociales.
Por su parte, Hen Mazzig, cofundador del Instituto de Tel Aviv, ha señalado que el problema no radica únicamente en el uso de la IA, sino que el odio antisemita continúa propagándose sin freno en las plataformas digitales. Este contexto pone de manifiesto la necesidad de actuar tanto contra el uso indebido de la tecnología como contra el discurso de odio en sí mismo, un desafío que requiere una respuesta integral.
El video deepfake de Johansson ha abierto un nuevo frente en la discusión sobre la ética de la IA, subrayando cómo esta tecnología puede ser utilizada para manipular y desinformar. Mientras que algunas voces han comenzado a alzar el tono contra este tipo de abusos, la pregunta persiste: ¿hasta qué punto las plataformas digitales y los gobiernos están dispuestos a actuar?
El llamado de Johansson no es un caso aislado; muchos en la comunidad artística y académica están empezando a manifestar su preocupación por las implicaciones de la IA. La intersección entre la tecnología y la ética es un campo que, a medida que avanza la innovación, se vuelve cada vez más crucial. La lucha por una regulación efectiva podría definir cómo interactuamos con la IA en el futuro.
En última instancia, el incidente en torno a Johansson y el video deepfake sirve como un recordatorio de que la tecnología, aunque poderosa, también puede ser peligrosa si no se gestiona adecuadamente. La regulación y el diálogo son esenciales para garantizar que el avance tecnológico no comprometa la ética y nuestros valores fundamentales como sociedad.
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