Creciente insatisfacción social en Irán desafía el regreso de la monarquía Pahlavi

Creciente insatisfacción social en Irán desafía el regreso de la monarquía Pahlavi

La insatisfacción en Irán impulsa protestas y debate sobre el liderazgo de Reza Pahlavi, cuestionado por su falta de compromiso con el cambio.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Mundo 07.02.2025
El contexto político en Irán ha estado marcado por una profunda insatisfacción social y un deseo creciente de cambio entre la población. A medida que las protestas de 2022 comenzaron a tomar forma, impulsadas por la valentía de mujeres y jóvenes que exigían la libertad y la igualdad, la figura de Reza Pahlavi, el hijo del derrocado sha, apareció en la esfera pública como una opción de liderazgo. La búsqueda de Pahlavi de apoyo en Europa, especialmente en Francia, lo posicionó en el centro de un debate candente sobre el futuro de Irán y la viabilidad del monarquismo como alternativa al régimen islámico actual. Sin embargo, la figura de Pahlavi no ha estado exenta de cuestionamientos. Muchos jóvenes que se arriesgaron para desafiar al régimen se preguntan si su lucha realmente conducirá al retorno de un líder sin un pasado militante claro y un programa definido que abogue por la libertad y la democracia. En una reciente entrevista, Pahlavi insinuó que no estaba dispuesto a sacrificar su propia libertad en Estados Unidos por la causa iraní, lo que ha suscitado dudas sobre su compromiso genuino con el cambio que la población desea. Un análisis del panorama político sugiere que la resurrección del monarquismo presenta más un desafío para la oposición que una solución viable. Un crítico vinculado al régimen iraní argumentó que los monárquicos, al carecer de una base sólida y de un apoyo popular real, actúan como una distracción que beneficia al régimen actual al sembrar división en las filas de quienes se oponen al gobierno islamista. Esta dinámica plantea preguntas sobre el futuro de la oposición, que debe encontrar una manera de unirse sin permitir que las viejas estructuras de poder interfieran en su búsqueda de un régimen democrático. La historia de la monarquía en Irán, que se remonta a milenios, ha estado marcada por ciclos de legitimidad y rechazo. Con el derrocamiento de la dinastía Pahlavi en 1979, la monarquía sufrió un golpe irreversible, seguido por más de cuatro décadas de un régimen que ha mostrado un desdén absoluto por la participación popular. La revolución constitucional de 1906 sentó las bases para lo que muchos esperaban sería un gobierno con un enfoque democrático, pero la represión y el autoritarismo han dejado una huella indeleble en la memoria colectiva del país. Los movimientos de oposición que surgieron durante la revolución de 1979 han aprendido de los errores del pasado. Eslogan como "Muerte al tirano, sea sha o mulá" reflejan un rechazo a cualquier forma de tiranía, evidenciando que la población iraní busca un cambio que no se limite a reemplazar una dictadura por otra, sino que aspire a un sistema que respete los derechos humanos y la justicia social. A pesar de la agitación social, los monárquicos parecen tener una presencia desproporcionada en las redes sociales, donde promueven una narrativa que explota las crisis provocadas por el régimen. Sin embargo, su influencia ha sido considerada como superficial y limitada, ya que se enfrentan a la dura realidad de que la mayoría de la oposición no los ve como una alternativa viable. La reciente fallida campaña "Doy mi poder" para consolidar a Pahlavi como el líder indiscutible de la oposición es un claro indicador de este desinterés. A medida que el régimen iraní enfrenta presiones internas y externas, parece evidente que han tomado nota de la debilidad de los monárquicos. Algunos analistas sugieren que incluso aquellos en la diáspora se dan cuenta de que otros grupos, considerados más comprometidos con la lucha contra el régimen, están comenzando a ganar terreno en la credibilidad política. Este cambio podría marcar un punto de inflexión en la oposición iraní, que necesita urgentemente un liderazgo que no sólo sea simbólico, sino que también esté arraigado en las realidades del pueblo. El contexto regional ha cambiado, y las acciones del régimen iraní, que han llevado a la inestabilidad en Oriente Próximo, han aumentado su vulnerabilidad. En un reciente mitin en París, un antiguo rehén francés pidió el fin del sufrimiento de aquellos aún retenidos por el régimen, iluminando la dimensión humana de la lucha por la libertad en Irán. La comunidad internacional también tiene un papel crucial que desempeñar en este escenario, y es imperativo que reconozcan el derecho del pueblo iraní a resistir contra un gobierno que ha perpetuado el caos y la opresión. La manifestación programada para el 8 de febrero de 2025 en París tiene la intención de amplificar la voz del pueblo iraní y abogar por el establecimiento de una república democrática y laica. La comunidad internacional debe unirse para escuchar y apoyar a aquellos que buscan un cambio real. El reconocimiento de la resistencia iraní es esencial para poner fin a la dictadura y establecer las bases para una paz sostenible en la región, lo que también repercutirá en la seguridad de Europa. Así, el futuro de Irán está en juego, y las decisiones que se tomen ahora podrían determinar no solo el destino del país, sino también la dirección de Oriente Próximo en su conjunto. La lucha por la libertad, la justicia y un futuro democrático es una tarea monumental, pero la historia ha demostrado que la resistencia, cuando se organiza y se apoya adecuadamente, puede triunfar sobre la opresión. Con el pueblo iraní en el centro de esta lucha, el momento de actuar es ahora.
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