Expertos de la ONU instan a Tailandia a derogar las leyes de lesa majestad para proteger los derechos humanos y la democracia.

Expertos de la ONU instan a Tailandia a derogar las leyes de lesa majestad para proteger los derechos humanos y la democracia.

Expertos de la ONU instan a Tailandia a reformar las leyes de lesa majestad, citando la restricción de la libertad de expresión y violaciones de derechos humanos, y piden una acción inmediata.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello, asesor de seguros, Central Hidro
Mundo 31.01.2025
En un llamado a la acción que invita a la reflexión, expertos de las Naciones Unidas han instado al gobierno tailandés a derogar o revisar significativamente sus leyes de lesa majestad, que han sido criticadas por sofocar la libertad de expresión y socavar los derechos humanos en el país. Este apelación, expresada el 30 de enero de 2025, destaca las preocupantes implicaciones de estas leyes, particularmente su papel en la detención y encarcelamiento de activistas y defensores de los derechos humanos. Los expertos de la ONU señalaron con alarma que desde 2020, más de 270 individuos han enfrentado repercusiones legales bajo la disposición de lesa majestad de Tailandia, que castiga la crítica a la monarquía con penas de prisión de hasta 15 años. Argumentan que tales medidas estrictas crean un clima de miedo que inhibe el discurso político legítimo. Enfatizan que el derecho internacional protege el derecho a criticar a los funcionarios públicos, incluida la monarquía, afirmando que esta libertad fundamental es esencial para una democracia sana. En este contexto, el caso de Arnon Nampa, un destacado abogado de derechos humanos, ha surgido como emblemático de los desafíos que enfrentan los disidentes en Tailandia. Hallado culpable de lesa majestad y sedición por un discurso que abogaba por la reforma de la monarquía, las condenas de Nampa han resultado en una asombrosa pena acumulativa de prisión que supera los 18 años. Su situación ha atraído una atención particular del Grupo de Trabajo de la ONU sobre la Detención Arbitraria, que anteriormente caracterizó su detención como arbitraria y en violación del derecho internacional. Los expertos señalaron que el lenguaje vago de la ley de lesa majestad otorga a las autoridades una discreción excesiva, lo que conduce a aplicaciones arbitrarias de la justicia. Esto ha fomentado un entorno en el que los miembros de la oposición política, activistas sociales, periodistas e incluso ciudadanos comunes pueden ser procesados únicamente por expresar sus opiniones. Tal represión generalizada de la libertad de expresión no solo viola los estándares de derechos humanos, sino que también plantea riesgos significativos para la salud de las instituciones democráticas de Tailandia. Los expertos de la ONU han hecho eco de un fuerte consenso: las leyes que suprimen la disidencia y castigan la activismo por los derechos humanos no tienen cabida en una sociedad democrática. Su informe solicita una moratoria inmediata sobre todos los procesos judiciales bajo estas leyes e implora al gobierno tailandés que alinee su código penal con las obligaciones internacionales de derechos humanos. Las implicaciones de no abordar estas cuestiones son profundas. La continuación de las prácticas actuales podría consolidar una cultura de represión que sofoca la sociedad civil y socava los derechos de los ciudadanos a expresar opiniones disidentes. A medida que aumenta la presión de la comunidad internacional, queda por ver cómo responderá el gobierno tailandés a estos urgentes llamados a la reforma. Los ojos del mundo están puestos en Tailandia y la expectativa es clara: un compromiso con los derechos humanos no es meramente una obligación legal, sino un imperativo moral crucial para el futuro de la democracia en Tailandia.
Ver todo Lo último en El mundo