Justin Baldoni demanda a Blake Lively y Ryan Reynolds por 400 millones de dólares

Justin Baldoni demanda a Blake Lively y Ryan Reynolds por 400 millones de dólares

Justin Baldoni demanda a Blake Lively y Ryan Reynolds por 400 millones, acusándolos de manipular su película y dañar su carrera.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Mundo 17.01.2025

La reciente demanda presentada por el actor y director Justin Baldoni contra Blake Lively y su esposo Ryan Reynolds ha sacudido a Hollywood y plantea una serie de cuestiones éticas en torno a la dinámica de poder en la industria del entretenimiento. La controversia gira en torno a la película "It Ends With Us", que Baldoni dirigió y protagonizó junto a Lively. En su demanda, Baldoni argumenta que la pareja buscó "destruirlo" y apropiarse de la película, elevando las tensiones a un nuevo nivel con una reclamación de 400 millones de dólares. El documento de 179 páginas, presentado en el Distrito Sur de Nueva York, no solo alega extorsión civil y difamación, sino que también expone un relato dramático sobre la lucha por el control creativo de la película. Baldoni acusa a Lively de utilizar su posición de poder en Hollywood para manipular la producción y dañar su reputación profesional. Según la demanda, Lively "secuestró" el estreno de la película, y Baldoni sostiene que su carrera y la de su equipo se han visto gravemente perjudicadas. La disputa legal tiene raíces profundas, habiendo comenzado cuando Lively presentó una queja de derechos civiles en diciembre, acusando a Baldoni de acoso sexual durante la producción del filme. A pesar de las serias acusaciones de Lively, Baldoni respondió con contundencia, negando los hechos y demandando al New York Times por 250 millones de dólares, señalando que el medio había publicado un artículo que favorecía a Lively. Este intercambio ha desnudado las tensiones que existen entre los equipos de relaciones públicas de ambas partes, revelando un panorama caótico en lo que debería ser una colaboración artística. En una de las alegaciones más incendiarias, Baldoni sostiene que Lively hizo cambios no autorizados al guion en secreto y que su esposo, Reynolds, intervino en la producción, a pesar de no tener un rol formal en ella. Esto ha llevado a muchos a cuestionar la ética de la intervención de las parejas en los proyectos profesionales del otro. La demanda menciona una reunión en el penthouse de Lively y Reynolds, donde Baldoni se sintió presionado para aceptar las modificaciones sugeridas por Lively, lo que sugiere que las dinámicas de poder en las relaciones personales pueden influir en el trabajo profesional. Por su parte, Lively ha sostenido que fue víctima de acoso y que el equipo de Baldoni, en lugar de abordar sus quejas, orquestó una campaña de difamación en su contra. La publicación de mensajes de texto entre los miembros del equipo de Baldoni ha sido utilizada por Lively para respaldar sus acusaciones. Sin embargo, la nueva demanda de Baldoni rechaza vehementemente estas afirmaciones, alegando que los mensajes fueron seleccionados intencionalmente para presentar una narrativa manipulada. Este drama ha atraído la atención no solo por las acusaciones de conducta inapropiada, sino también por las implicaciones más amplias que conllevan en un contexto donde las cuestiones de género y poder son objeto de debate. La imagen pública de Baldoni, que ha estado ligada a temas de feminismo y redefinición de la masculinidad, se ha visto profundamente afectada, y su reputación ha sido puesta a prueba en medio de estas acusaciones. Además, la participación de Reynolds añade otra capa de complejidad a la situación. La demanda de Baldoni no solo busca justicia por el daño que siente haber sufrido, sino que también cuestiona el papel que ha tenido Reynolds en esta complicada narrativa. Las alegaciones de que Reynolds alentó a una agencia de talentos a despedir a Baldoni y la acusación de que lo insultó en privado son elementos que intensifican la controversia. La respuesta de los medios ha sido igualmente intensa, con el New York Times defendiendo su cobertura y argumentando que su reportaje es preciso y respaldado por hechos. Baldoni, por su parte, se aferra a la idea de que tiene una "abrumadora cantidad de evidencia" que demuestra que Lively y su equipo intentaron manipular la narrativa pública en su beneficio. En un momento en que Hollywood se enfrenta a una reevaluación de las dinámicas de poder y la cultura de abuso, este caso se convierte en un microcosmos de los problemas más amplios que afectan a la industria. Las carreras, reputaciones y vidas de aquellos involucrados están en juego, mientras que el público observa cómo se desarrollan los acontecimientos. La batalla legal entre Baldoni, Lively y Reynolds no se limita a ser un simple enfrentamiento entre celebridades; es una reflexión de los desafíos más amplios que existen en el mundo del entretenimiento. Las repercusiones de este caso podrían extenderse más allá de las partes involucradas, sentando un precedente sobre cómo se manejan las quejas de acoso y las dinámicas de poder en el ámbito profesional. A medida que avanza esta saga, se mantiene la incertidumbre sobre cómo se resolverán estos conflictos y qué impacto tendrán en las carreras de quienes están en el centro de esta tormenta.

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