Sesgo Mediático Revelado: Las Disparidades en la Cobertura de Sospechosos de Crimen Blancos y Negros

Sesgo Mediático Revelado: Las Disparidades en la Cobertura de Sospechosos de Crimen Blancos y Negros

El caso de Luigi Mangione destaca los sesgos mediáticos al retratar a los sospechosos blancos de manera simpática, mientras que presenta a las personas de color como intrínsecamente criminales.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Mundo 21.12.2024

El caso de Luigi Mangione, un joven de 26 años acusado de disparar y matar al CEO de United Healthcare, Brian Thompson, ha suscitado un interés mediático significativo, atrayendo la atención hacia temas más amplios de raza, género y las narrativas en torno al crimen violento en Estados Unidos. A medida que se desarrolla la cobertura, emerge un patrón que destaca la tendencia de los medios a humanizar a los sospechosos hombres blancos mientras tratan a las personas de color con un enfoque marcadamente diferente. Desde su arresto, Mangione ha sido retratado en varios informes como una figura compleja, con narrativas que sugieren que una lesión en la espalda y sus repercusiones en su vida personal pueden haber contribuido a sus supuestas acciones. Las descripciones de él como un "estudiante estrella" que dio la espalda a una crianza acomodada invitan a la simpatía y la especulación sobre un pasado problemático. En marcado contraste, esta exploración de su trasfondo ha resonado con muchos, lo que ha llevado a un apoyo en las redes sociales y a una campaña de recaudación de fondos que ha acumulado casi 150,000 dólares para su defensa legal. El Dr. Joseph Richardson, profesor en la Universidad de Maryland, destaca una verdad inquietante: la cobertura empática de Mangione contrasta drásticamente con la forma en que se informan típicamente casos similares que involucran a hombres negros. Sugiere que la narrativa sería muy diferente si Mangione fuera un joven negro, enfatizando los prejuicios raciales inherentes en la representación mediática. Históricamente, los estudios indican que los perpetradores de crímenes violentos que son hombres blancos a menudo son retratados con compasión. Casos de alto perfil como los de Adam Lanza, Jared Loughner y los tiradores de Columbine revelan un tema recurrente donde los medios profundizan en sus luchas de salud mental, relaciones familiares y presiones sociales, intentando pintar un retrato multifacético de sus motivaciones. Este marco compasivo contrasta marcadamente con el tratamiento de los sospechosos de color, que a menudo son reducidos a estereotipos, con sus antecedentes simplificados o ignorados. En casos locales, los medios a menudo retratan a los perpetradores blancos de manera simpática, incluso cuando sus acciones son atroces. El caso de Joshua Boren, un oficial de policía de Utah que mató a su familia, ilustra este punto. A pesar de un historial de violencia doméstica, Boren fue descrito en términos elogiosos por quienes lo conocían, revelando un patrón narrativo que busca encontrar cualidades redentoras en los criminales hombres blancos. Scott Duxbury, profesor de sociología en la Universidad de Carolina del Norte, argumenta que la búsqueda de motivaciones en casos que involucran a sospechosos blancos refleja una suposición social sobre quién es capaz de tal violencia. Esto contrasta marcadamente con el enfoque de los medios hacia los perpetradores negros y marrones, donde hay menos esfuerzo por entender sus motivos, a menudo relegándolos a una narrativa de criminalidad inherente. Si la cobertura de Mangione hubiera sido comparable a la de Terry Clark Hughes Jr. o Jason Nightengale—ambos hombres negros implicados en crímenes violentos—el enfoque probablemente se habría centrado en sus antecedentes criminales en lugar de en una exploración de sus historias personales o motivaciones. Las disparidades en la cobertura mediática sirven para reforzar las nociones sociales sobre quién puede ser un criminal, con hombres blancos a menudo retratados como anomalías en un sistema que típicamente asocia el crimen con personas de color. La investigación indica que las personas negras y marrones están sobrerrepresentadas en las historias de crimen, mientras que los individuos blancos son más frecuentemente asignados a roles que abordan el crimen, profundizando aún más estas narrativas. Richardson concluye que la cobertura de Mangione y otros como él subraya en última instancia una creencia social de que los individuos blancos son menos propensos a cometer delitos, al tiempo que participan en una búsqueda de explicaciones que los humanizan. Este doble rasero no solo moldea la percepción pública, sino que también resalta la necesidad continua de un examen crítico de cómo la raza y el género influyen en las narrativas mediáticas en torno al crimen en Estados Unidos. El caso de Luigi Mangione sirve como un recordatorio convincente de estas disparidades y de las complejidades que continúan definiendo las discusiones sobre la violencia y la responsabilidad en nuestra sociedad.

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