Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En los últimos años, la búsqueda del esquivo "sueño perfecto" se ha convertido en un fenómeno cultural, con individuos que hacen esfuerzos notables para lograr su descanso ideal. Desde tapar la boca hasta ventiladores especializados, esta búsqueda ha ganado impulso tanto en línea como fuera de ella, dando lugar a una nueva categoría de entusiastas del sueño conocidos como "sleepmaxxers". Si bien la intención detrás de estas prácticas suele ser positiva, los expertos advierten sobre los posibles inconvenientes de obsesionarse con el sueño. Derek Antosiek, un residente de Michigan de 31 años, personifica esta tendencia. Un ávido experimentador, ha probado una variedad de ayudas para dormir, desde dilatadores nasales hasta colchones especializados diseñados para minimizar las interrupciones durante la noche. "El objetivo era acercarse a una noche de sueño perfecta", dijo, reflexionando sobre su viaje a través de las numerosas opciones disponibles en la floreciente industria del sueño actual. En una era en la que la importancia del sueño se reconoce cada vez más—especialmente entre generaciones más jóvenes como la Generación Z—los estadounidenses están abrazando la necesidad de un descanso adecuado, lo que ha llevado a un notable aumento en el tiempo de sueño reportado en las últimas dos décadas. "La marea está cambiando", observa Matthew Walker, un destacado profesor de neurociencia y psicología en UC Berkeley. "La gente ha recuperado su derecho a dormir sin vergüenza". Sin embargo, aunque las actitudes hacia el sueño están evolucionando, las pautas fundamentales siguen siendo las mismas: aspirar a al menos siete horas de sueño ininterrumpido cada noche. Lo que ha cambiado es cuántas personas se están obsesionando con la calidad de su sueño. Las plataformas de redes sociales están inundadas de videos que muestran rutinas de sueño elaboradas, desde usar correas para la mandíbula y cinta para la boca hasta documentar rituales matutinos conocidos como "morning sheds". El auge de los gadgets para dormir ha sido asombroso. Los productos diseñados para mejorar el sueño varían desde soluciones simples como cintas para la boca y brumas para almohadas hasta rastreadores de sueño de alta tecnología que se venden por cientos, si no miles, de dólares. Tales dispositivos prometen mejorar la calidad del sueño, pero a menudo suscitan dudas sobre su eficacia real. Por ejemplo, si bien tapar la boca puede beneficiar a quienes tienen problemas respiratorios específicos, su utilidad general sigue siendo objeto de debate, con expertos advirtiendo sobre los posibles riesgos involucrados. Mientras que muchos sleepmaxxers encuentran alegría en sus rituales de dormir—como Mayte Myers, quien compara su correa para la mandíbula y cinta para la boca con "una manta pesada para mi cara"—otros, como Sarah El Kattan, han experimentado efectos perjudiciales. Cuanto más se enfocaba en su sueño, más ansiosa se volvía, lo que le llevó a síntomas físicos como palpitaciones del corazón. El Dr. Walker sugiere que quienes experimentan tal ansiedad deberían alejarse del seguimiento obsesivo y buscar ayuda profesional. A medida que la cultura del sueño continúa creciendo, los principales científicos del sueño advierten sobre el potencial de consecuencias negativas. Si bien dan la bienvenida al nuevo enfoque en el sueño, enfatizan que el sueño es inherentemente un proceso pasivo que debe ser protegido, no forzado. "El sueño debe ser protegido, no maximizado", señala la Dra. Milena Pavlova del Centro de Pruebas de Sueño en Boston. Los expertos además advierten sobre los riesgos de volverse demasiado preocupados por lograr la experiencia de sueño ideal, un fenómeno denominado "ortosomnia". Acuñada por investigadores en 2017, la ortosomnia se refiere a la ansiedad inducida por dispositivos de seguimiento y las expectativas poco realistas que crean respecto a la calidad del sueño. A pesar del potencial de obsesión, muchos entusiastas del sueño logran mantener un equilibrio saludable. Encuentran alegría en sus rituales sin caer en la ansiedad. Reconocer cuándo las estrategias de sueño se vuelven contraproducentes es crucial; individuos como el Sr. Antosiek han aprendido esta lección de primera mano, admitiendo que se volvió "muy obsesionado" en un momento. En última instancia, sugiere que escuchar a su cuerpo y reconocer una noche de descanso, independientemente de las métricas externas, puede ser el enfoque más efectivo para lograr un mejor sueño. A medida que la conversación en torno al sueño continúa evolucionando, sigue siendo esencial separar las técnicas genuinas que mejoran el descanso de las obsesiones potencialmente dañinas. Los hábitos de sueño saludables siempre estarán arraigados en la comprensión de las propias necesidades, y encontrar comodidad en el proceso, en lugar de esforzarse por una perfección inalcanzable, es clave.