Las mujeres políticas enfrentan roles duales: equilibrando la política y el cuidado en un entorno difícil.

Las mujeres en la política son cada vez más vocales sobre los significativos desafíos que enfrentan al gestionar sus responsabilidades profesionales junto con la vida familiar y las obligaciones de cuidado. En el ámbito de la política, a menudo dominado por hombres, las representantes femeninas no solo se esfuerzan por hacer oír sus voces, sino que también navegan por las complejidades de equilibrar roles exigentes con obligaciones personales. En una reciente discusión en BBC Radio Cumbria, Julie Minns, diputada por Carlisle, y Lizzi Collinge, quien representa a Morecambe y Lunesdale, compartieron sus experiencias y perspectivas sobre cómo sus roles como políticas se entrelazan con sus responsabilidades en casa. Las realidades geográficas de sus circunscripciones, situadas entre las más alejadas de Londres, añaden otra capa de complejidad a sus ya ocupadas vidas. La Sra. Collinge describió el costo emocional de los viajes y la distancia física de su familia. "Viajar y estar lejos de tu familia puede ser bastante difícil para los niños", dijo. Aunque ha encontrado formas de compartmentalizar sus deberes parlamentarios, admite que los ataques de nostalgia ocasionalmente interrumpen su concentración. Ella enfatiza la importancia de la diversidad dentro del Parlamento, afirmando que un cuerpo representativo necesita una variedad de voces para abordar adecuadamente las necesidades de todos los constituyentes. "Si solo tienes un tipo de persona en el Parlamento, entonces no obtienes la acción que se necesita para todos en el país", comentó. Para la Sra. Minns, los desafíos de sus roles duales se ven agravados por sus responsabilidades como cuidadora no remunerada de su madre y su tía ancianas. Desde su elección en julio, describió la sensación de que "no ha podido recuperar el aliento". El acto de equilibrar su tiempo entre los compromisos en Westminster y su circunscripción, junto con las horas irregulares del trabajo, le deja poco tiempo para cumplir con la multitud de tareas requeridas para cuidar de su familia. "Siempre es un malabarismo", señaló. Las expectativas sociales en torno a las responsabilidades de cuidado a menudo imponen una carga adicional a mujeres como la Sra. Minns. "Todavía existe una ligera expectativa social o generacional de que las mujeres son las principales cuidadoras", explicó, señalando la evidencia que sugiere que esto es particularmente cierto en lo que respecta a la atención infantil y las responsabilidades del hogar. Esta expectativa resalta una barrera significativa para lograr la igualdad de género no solo en la política, sino en muchas áreas de la vida profesional. Las voces de Minns y Collinge subrayan la necesidad de cambios estructurales dentro de la arena política para apoyar a las mujeres, especialmente a aquellas con responsabilidades de cuidado, en su búsqueda de un cargo público. Sus experiencias reflejan un diálogo más amplio sobre la necesidad de acomodar estilos de vida y responsabilidades diversas para crear un paisaje político más inclusivo. A medida que las discusiones sobre la igualdad de género y la representación continúan evolucionando, las historias de estas mujeres sirven como un recordatorio crítico de la necesidad de políticas y prácticas que reconozcan y alivien los desafíos únicos que enfrentan las políticas. Al hacerlo, allanan el camino para una esfera política más representativa y equitativa que no solo valore la diversidad, sino que la apoye activamente.