Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El Cuerpo de Bomberos de Quito se enfrenta a uno de los desafíos más graves en su historia reciente, con tres incendios forestales activos en diferentes zonas de la capital. Los incendios, que se iniciaron el 4 de septiembre, han consumido hectáreas de terreno, afectando no solo el medio ambiente, sino también la producción agrícola que sostiene a muchas familias en la región. El Alcalde Pabel Muñoz ha declarado que el equipo de bomberos está operando al 98% de su capacidad, con cerca de 350 efectivos trabajando incansablemente para controlar las llamas. Las zonas afectadas incluyen Itulcachi, Nayón y Chilibulo, donde la devastación es evidente. En Itulcachi, donde se sospecha que el fuego pudo haber sido provocado, las llamas han arrasado con granjas avícolas y sembríos de fresas, dejando a su paso paisajes desolados cubiertos de cenizas. Las imágenes de la destrucción muestran un contraste desgarrador entre los campos productivos que alguna vez florecieron y el grisáceo panorama actual. La rápida propagación del fuego fue potenciada por ráfagas de viento de hasta 60 km/h, lo que complicó aún más los esfuerzos de contención. A pesar de que la intensidad del incendio ha disminuido en Itulcachi, el peligro persiste, y las autoridades siguen monitoreando la situación con ayuda de un helicóptero de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, que se ha unido a las tareas de extinción. En Nayón, el fuego también ha amenazado con destruir viviendas, pero la intervención oportuna de la comunidad y los bomberos evitó mayores daños. Aunque la estructura de una casa cercana quedó intacta, las llamas causaron daños colaterales a las tuberías y cables de internet. En este sector, el incendio ha sido contenido pero sigue activo, y las autoridades esperan que las condiciones climáticas de la noche faciliten la labor de los bomberos. El incendio en Chilibulo ha tomado un rumbo incierto, trasladándose hacia las montañas, donde el acceso se vuelve complicado. A pesar de que las viviendas en la zona no corren peligro inmediato, el combate contra el fuego se vuelve cada vez más difícil debido a la geografía escarpada del terreno. A última hora, el Alcalde Muñoz informó que no había fuego en Chilibulo, aunque se mantenía vigilancia para evitar cualquier reactivación. A medida que los incendios continúan, el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) ha emitido alertas sobre altos niveles de radiación ultravioleta y un aumento en el riesgo de nuevos incendios forestales en la región. Esta situación no solo afecta a las personas que viven cerca de los focos de incendio, sino también a la calidad del aire en Quito, comprometiendo la salud de miles de habitantes. La Unidad de Bienestar Animal ha estado en la línea de frente, atendiendo a los animales afectados por el humo y el fuego. En dos días, han registrado 37 casos, de los cuales 34 están estables. El equipo de UBA trabaja incansablemente para proporcionar atención médica y rescate a los animales en peligro, lo que refleja un esfuerzo integral en la respuesta a esta crisis. En una medida que busca proteger a los estudiantes y a la comunidad educativa, el Ministerio de Educación ha activado un Plan de Continuidad Educativa, trasladando a 32 instituciones educativas a la modalidad no presencial. Esta decisión responde a la preocupación por la calidad del aire y el material particulado que ha sido liberado por los incendios. La situación ha llevado a las autoridades a investigar los orígenes de los incendios, con la sospecha de que algunos de ellos fueron provocados. La Agencia Metropolitana de Control (AMC) ha iniciado procedimientos de sanción contra personas que se encontraban quemando troncos para la producción de carbón cerca de áreas forestales, lo que podría haber originado otro incendio en la región. La devastación causada por estos incendios forestales es un recordatorio sombrío de la fragilidad de nuestro entorno natural. Los esfuerzos de las autoridades y la comunidad son vitales para enfrentar esta crisis y prevenir que eventos tan destructivos se repitan en el futuro. La colaboración entre el Cuerpo de Bomberos, la Policía Nacional y la comunidad será esencial para restaurar la paz y la seguridad en las zonas afectadas y proteger lo que queda de la rica biodiversidad de Quito.