Sismo de magnitud 5,5 sacude Portugal y se siente en Galicia y Marruecos

Sismo de magnitud 5,5 sacude Portugal y se siente en Galicia y Marruecos

Un sismo de magnitud 5,5 afectó Portugal y se sintió en Galicia y Marruecos, generando miedo y caos entre los turistas.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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La madrugada del lunes, un sismo de magnitud 5,5 sorprendió a gran parte de Portugal, generando no solo preocupación en el país vecino, sino también un eco de inquietud que se sintió en varias regiones de Galicia y otras partes de España y Marruecos. La experiencia fue particularmente intensa para Ángel Méndez, un ourensano que se encontraba de vacaciones en la Costa de Caparica, a escasa distancia del epicentro del movimiento telúrico. Ángel narró su experiencia desde el hotel en el que se alojaba, recordando cómo a las 5:10 horas todo comenzó a temblar. "Estábamos en la cama y esta empezó a moverse", relata con voz entrecortada, aún visiblemente afectado por la situación. La noche, que había sido planeada como una tranquila despedida de su viaje, se convirtió en un momento de pánico y desasosiego. A medida que el temblor se intensificaba, la habitación se convirtió en un escenario caótico. "Empezaron a caer objetos al suelo", recuerda. La sensación de miedo se apoderó de él y de sus acompañantes, quienes experimentaron una mezcla de sorpresa y angustia ante lo inesperado de la situación. "Pasamos bastante miedo y bastante susto", admite, reflejando las emociones que dominaron aquel momento. Tras el temblor, la respuesta del personal del hotel fue rápida. Ángel se apresuró a hablar con la recepción para obtener información sobre lo sucedido. El equipo del hotel, aunque alarmado, pidió a los huéspedes que mantuvieran la calma. Les explicaron que, al no haber superado la magnitud de 6, no era necesario activar todas las alarmas. Sin embargo, la inquietud de los presentes era palpable. El seísmo dejó una sensación de inestabilidad, tanto física como emocional. "Era una sensación de mucha inestabilidad e impotencia", confiesa Ángel, quien no pudo evitar recordar otro terremoto que había vivido años atrás. "Esto fue totalmente diferente a lo que vivimos en el terremoto de Triacastela en 1997", señala, comparando dos experiencias que, aunque ambas fueron temibles, marcaron su vida de maneras distintas. La decisión de regresar a Ourense no fue fácil, pero la angustia y la necesidad de seguridad llevaron a Ángel y su grupo a abandonar su estancia en la Costa de Caparica. “Tomamos la decisión de venirnos a Ourense”, explica, con la esperanza de que la tranquilidad reinara de nuevo en sus vidas. La comunidad gallega, por su parte, ha estado al tanto de la situación. La noticia del terremoto ha generado un intercambio de mensajes de apoyo y solidaridad entre aquellos que han vivido experiencias similares. La sensación de vulnerabilidad es un sentimiento compartido, especialmente entre quienes han estado en situaciones de riesgo. Este tipo de eventos naturales, aunque difíciles de prever, nos recuerdan la fragilidad de la vida y lo impredecibles que pueden ser nuestros entornos. La experiencia de Ángel Méndez es un testimonio de cómo un momento de relax puede transformarse rápidamente en una situación de crisis. Los terremotos, aunque menos frecuentes en ciertas regiones, siguen siendo un recordatorio relevante de los desafíos que enfrentamos en un mundo en constante movimiento. Para muchos, como Ángel, este evento ha dejado una marca imborrable en su memoria, así como un renovado sentido de precaución y respeto hacia la fuerza de la naturaleza. Mientras tanto, las autoridades portuguesas han comenzado a evaluar los daños y a ofrecer asistencia a los afectados, en un intento por restaurar la normalidad en las zonas que sufrieron las consecuencias del temblor. La recuperación será un proceso lento, pero la resiliencia de las comunidades afectadas siempre encontrará la manera de salir adelante.

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