Septiembre: ¿realmente es el mes más sísmico en México? Desmitificando creencias

Septiembre: ¿realmente es el mes más sísmico en México? Desmitificando creencias

Septiembre genera ansiedad en México por los sismos, pero datos indican que no es el mes con más temblores; mayo lidera en 2023.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Septiembre ha llegado nuevamente y con él, la ansiedad de muchos mexicanos que temen la posibilidad de temblores. Este mes, especialmente marcado por la memoria colectiva de eventos trágicos como los sismos de 1985, 2017 y 2022, ha creado un estigma que lo asocia con la actividad sísmica. Sin embargo, ¿es realmente septiembre el mes en el que más tiembla en México? La respuesta, según datos proporcionados por el Servicio Sismológico Nacional (SSN) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), es que no. La creencia de que septiembre es el mes más sísmico del año se ha alimentado de la coincidencia de importantes terremotos que han dejado huellas imborrables en la historia del país. La angustia colectiva se intensifica al recordar que todos estos eventos destructivos ocurrieron el día 19 de septiembre. Sin embargo, al analizar las estadísticas, se desmitifica esta percepción. Según el SSN, el mes que más sismos ha registrado en este 2023 ha sido en realidad mayo, con un total de 2,000 sismos registrados, mientras que septiembre no ocupa el primer lugar. Es fundamental comprender el contexto geológico de México, un país que se encuentra en una zona de alta actividad sísmica debido a su ubicación en la convergencia de varias placas tectónicas. A lo largo de un año, se contabilizan más de 15,000 sismos, lo que resulta en un promedio de más de 40 temblores diarios, aunque muchos de ellos son pequeños y apenas perceptibles para la población. Esta realidad convierte a México en uno de los países más sísmicos del mundo, donde el movimiento de la tierra es parte del día a día. El mito que rodea a septiembre también se alimenta de la imprevisibilidad de los sismos. A pesar de los avances en estudios sismológicos, la ciencia aún no ha logrado desarrollar un método eficaz para predecir cuándo y dónde ocurrirá un temblor. Esto crea un sentido de vulnerabilidad, ya que cada temblor, no importa cuán pequeño sea, puede evocar el recuerdo de aquellos días trágicos que marcaron a generaciones enteras. La relevancia de este tema se manifiesta no solo en el ámbito de la ciencia, sino también en la cultura popular. El cine, la literatura y la música han abordado el tema de los sismos, reforzando el miedo y la ansiedad en torno a ellos. Las campañas de prevención y concientización son esenciales para transformarlo en un conocimiento que empodere a la sociedad, en lugar de aterrarla. Por otro lado, es crucial que la población cuente con información precisa y actualizada sobre la actividad sísmica. Las instituciones como el SSN y la UNAM juegan un papel vital en la divulgación de información relacionada con los sismos y en la educación de la población sobre cómo reaccionar ante un temblor. Este conocimiento puede marcar la diferencia en situaciones críticas. Además, es necesario que se realicen ejercicios de simulación y preparación en las comunidades, especialmente en zonas con alta vulnerabilidad. La cultura de la prevención es un camino a seguir, ya que estar preparados puede significar salvar vidas y minimizar daños en caso de un evento sísmico. A medida que septiembre avanza, la conversación sobre los temblores se intensifica. Es un momento propicio para reflexionar sobre la importancia de la educación sísmica y la necesidad de desmitificar creencias que, aunque comprensibles, no están respaldadas por la evidencia. La comprensión de la geología y la actividad sísmica en el país debe ser una prioridad para todos. Finalmente, más allá del miedo, lo que los mexicanos necesitan es una visión clara y realista de su entorno. La actividad sísmica es una parte de la vida en México, pero no debemos permitir que el miedo nos paralice. En lugar de ello, debemos prepararnos, educarnos y, sobre todo, seguir adelante con nuestra vida cotidiana, recordando siempre que el conocimiento es poder y la prevención es clave.

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