Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La reciente transformación en el panorama electoral de Estados Unidos ha captado la atención de analistas y votantes por igual. En menos de un mes, la vicepresidenta Kamala Harris ha logrado revertir el rumbo de las encuestas y descolocar la campaña del expresidente Donald Trump, quien se había establecido como un fuerte candidato a la reelección. Esta situación ha llevado a muchos a cuestionarse qué factores han contribuido a este inesperado cambio. Uno de los elementos más destacados en esta dinámica es la decisión del presidente Joe Biden de retirarse de la contienda por la reelección, lo que, aunque sorprendente, ha abierto un espacio para que Harris se consolide como la figura central del Partido Demócrata. Según el promedio de encuestas de FiveThirtyEight, Harris ahora lidera con un 46,1%, superando a Trump, quien se encuentra en un 43,4%. Esta diferencia es significativa, sobre todo si se considera que, antes de la salida de Biden, los demócratas se encontraban con una desventaja de 3,2 puntos. La campaña de Harris ha sido caracterizada por una estrategia bien ejecutada, que ha atraído atención positiva en los medios y ha superado desafíos internos. Julian Zelizer, profesor de la Universidad de Princeton, señala que el despliegue de la campaña ha sido clave para lograr este momento favorable. Harris ha logrado conectar con los votantes en estados cruciales como Wisconsin, Pensilvania y Michigan, donde ha conseguido posicionarse como la candidata preferida en este periodo electoral. Sin embargo, a pesar de este optimismo en el equipo de Harris, la cautela es la palabra de orden. Aún existe el recuerdo de la cercana victoria de Trump en 2016, cuando la entonces candidata Hillary Clinton también contaba con una ventaja en las encuestas. Además, Harris tendrá que enfrentar los desafíos que plantea la actual administración, incluyendo la inflación y la crisis migratoria, factores que podrían repercutir en su imagen. Uno de los hitos de la campaña ha sido la recaudación de fondos, donde Harris ha demostrado un notable desempeño. En solo dos semanas, logró recaudar 310 millones de dólares, el doble que su contrincante republicano. Esta inyección de recursos no solo fortalece su campaña, sino que también la sitúa en una posición competitiva frente a Trump, quien ha enfrentado críticas y controversias que han afectado su imagen. El equipo de campaña también ha jugado un papel vital en esta transformación. La elección del gobernador de Minnesota, Tim Walz, como compañero de fórmula ha añadido un mensaje de estabilidad y ha sido bien recibido por votantes de clase trabajadora en el Medio Oeste. Walz, con su experiencia y popularidad, complementa la candidatura de Harris y envía un mensaje claro: la campaña demócrata está aquí para quedarse. En cuanto a la conexión de Harris con los votantes, su personalidad y frescura han marcado un contraste significativo con el estilo más reservado de Biden. Esta cercanía ha permitido que la candidata se muestre como una figura accesible, capaz de resonar con un electorado diverso. Su enfoque en la "libertad" ha sustituido al más abstracto "defensa de la democracia", lo que ha facilitado la identificación del votante promedio con su mensaje. La diversidad de Harris también juega a su favor. Nacida de una madre india y un padre jamaicano, su identidad multicultural refleja la composición demográfica de Estados Unidos, lo que la convierte en una candidata de múltiples identidades. Esta capacidad de identificación ha generado reacciones incluso en el campamento republicano, donde Trump ha intentado desacreditarla de maneras que la han fortalecido ante los votantes. Sin embargo, la campaña demócrata es consciente de que mantener esta ventaja no será fácil. Los próximos meses estarán marcados por debates y la Convención Nacional Demócrata, donde la atención de los medios podría cambiar rápidamente. El asesor de Harris ha señalado que, aunque la "luna de miel" con los votantes es un buen momento, la candidata deberá trabajar arduamente para sostener el entusiasmo. Por otro lado, la campaña republicana, encabezada por Trump y su compañero de fórmula JD Vance, parece estar enfrentando un período de turbulencias. Las controversias en las que se ha visto envuelto Vance han desviado la atención de la campaña, y sus declaraciones han resultado más perjudiciales que beneficiosas. Esto ha permitido a Harris capitalizar la oportunidad de desmarcarse de su rival, en un momento en que la atención pública está particularmente centrada en su figura. En conclusión, la vuelta de las encuestas a favor de Kamala Harris no es un simple golpe de suerte, sino el resultado de una combinación de estrategia, conexión emocional con los votantes y un contexto político cambiante. A medida que se acercan las elecciones del 5 de noviembre, todos los ojos estarán puestos en cómo los demócratas manejan esta nueva fase de la contienda electoral, y si Harris puede mantener su ventaja en un ambiente electoral tan volátil.