Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La percepción de que el cáncer afecta predominantemente a las generaciones mayores está siendo desafiada a medida que nuevos datos revelan una tendencia preocupante: el aumento de las tasas de cáncer entre las personas más jóvenes. Hallazgos recientes de la Sociedad Americana del Cáncer (ACS) indican que ciertos tipos de cáncer son cada vez más prevalentes en la Generación X y los Millennials en comparación con sus padres de la Generación Baby Boomer. Este cambio tiene profundas implicaciones para la salud pública y los sistemas de atención del cáncer. En un análisis extenso publicado en *Lancet Public Health*, los investigadores examinaron datos de más de 23 millones de diagnósticos de cáncer entre 2000 y 2019, abarcando 34 tipos de cáncer. Los hallazgos sugieren un "efecto de cohorte de nacimiento", donde la incidencia de cánceres específicos es significativamente más alta entre las generaciones sucesivas más jóvenes. En particular, cánceres como el de páncreas y el de riñón han mostrado aumentos alarmantes, con individuos nacidos en 1990 enfrentando tasas de incidencia de dos a tres veces más altas que aquellos nacidos en 1955. El estudio, liderado por Hyuna Sung, epidemióloga de la ACS, subraya un cambio generacional en el riesgo de cáncer que va más allá de las simples mejoras en las capacidades de diagnóstico. A medida que los cánceres afectan cada vez más a las poblaciones más jóvenes, los sistemas de salud deben reconsiderar los protocolos de detección y las estrategias de tratamiento, particularmente en lo que respecta a la preservación de la fertilidad para los pacientes más jóvenes que se someten a terapias. Entre los diversos cánceres en aumento en individuos más jóvenes, los cánceres gastrointestinales, como el colorrectal, el de hígado y el anal, presentan tendencias particularmente preocupantes. Los datos indican que no solo están aumentando las tasas de incidencia, sino que también están subiendo las tasas de mortalidad para algunas de estas condiciones. Sung enfatiza la seriedad de estos hallazgos, sugiriendo que reflejan un desafío más amplio para la salud pública en lugar de ser un artefacto de detección aumentada. Las razones detrás de este alarmante aumento de cáncer entre las personas más jóvenes siguen siendo inciertas. Si bien se conocen factores de estilo de vida como una mala alimentación, la obesidad y el comportamiento sedentario como contribuyentes al riesgo de cáncer, muchos de los pacientes en clínicas especializadas, como las del Instituto de Cáncer Dana-Farber, son activos y conscientes de su salud. Esto ha llevado a los investigadores a investigar posibles carcinógenos ambientales que podrían estar afectando a generaciones enteras. Evidencias emergentes apuntan a los microplásticos, ubicuos en la vida diaria y presentes en el medio ambiente desde la década de 1960, como posibles culpables. Estudios de Nueva Zelanda han indicado que estas diminutas partículas de plástico podrían alterar la salud intestinal, un factor que podría contribuir al aumento de las tasas de cánceres gastrointestinales. Sin embargo, se necesita más investigación para determinar la relación exacta entre las toxinas ambientales y la incidencia de cáncer. A medida que el panorama de la atención del cáncer evoluciona, también lo hacen las recomendaciones para la detección. Las pautas recientes en EE. UU. sugieren ahora que la detección del cáncer de mama debería comenzar a los 40 años, marcando un cambio hacia estrategias de detección más tempranas. Sin embargo, los expertos están lidiando con el desafío de extender las detecciones de cáncer colorrectal para incluir a aquellos en sus veinte y treinta años. Equilibrar los beneficios de una detección más temprana con los riesgos de falsos positivos, exposición a radiación y el hecho de que la mayoría de los casos de cáncer aún ocurren en poblaciones mayores presenta un dilema complejo para los responsables de políticas. El aumento de las tasas de cáncer entre los individuos más jóvenes requiere atención inmediata por parte de las autoridades de salud e investigadores por igual. A medida que evoluciona la comprensión de los factores de riesgo de cáncer, también deben evolucionar nuestros enfoques para la prevención, detección y tratamiento. La carga cambiante de la enfermedad es un llamado urgente para que la sociedad priorice la investigación y las iniciativas políticas destinadas a salvaguardar la salud de las futuras generaciones.